Si no es por la situación del país, es por la del mundo. La selección chilena no puede saltar a la cancha desde el 15 de octubre del año pasado, cuando venció por 3-2 a Guinea en un amistoso disputado en Alicante.
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Tres días después se produjo el estallido social y Chile cambió. A tal punto, que Bolivia no viajó a nuestro territorio para jugar el 15 de noviembre y luego los seleccionados nacionales decidieron no presentarse en Perú el 19, generando el enojo de Reinaldo Rueda.
Por esos días, el colombiano deslizó la posibilidad de partir. “Si no hay fútbol, me tengo que ir”, lanzó en una conferencia de prensa posterior a la suspensión de la visita a los incaicos, que se sumaba al parate del Campeonato Nacional y a la no presentación de la Sub 23 en un cuadrangular en España.
Se calmaron los ánimos, siempre teniendo en mente que el objetivo principal del caleño es clasificar a Catar 2022. Sin embargo, el coronavirus hizo su aparición y la ruta mundialista también pone piedras en el camino.
La FIFA anunció que las Eliminatorias sudamericanas no arrancarán a fines de marzo. Ahí, la “Roja” debía visitar a Uruguay (26) y recibir a Colombia (31).
Más allá de todo lo anterior, y de los motivos de las suspensiones, el “Equipo de Todos” cumplirá por lo bajo seis meses sin entrar a un terreno de juego. Medio año donde el seleccionador ha debido conformarse con algún microciclo, sin competencia.
La última vez que el combinado criollo estuvo tanto tiempo sin ver acción fue en el 2002, cuando no clasificó al Mundial de Corea del Sur/Japón. Ese año, se jugaron apenas dos amistosos, el 17 de abril ante Turquía en Holanda y el 20 de diciembre contra Palestina en Santiago.
¿Qué pensará “Rei” de todo esto?