Las suspensiones por el coronavirus son pan de cada día en el mundo del deporte. La última fue la de la Copa América, que originalmente se iba a disputar entre el 12 de junio y el 12 de julio próximos en Argentina y Colombia, mientras que ya se había aplazado el arranque de las Clasificatorias sudamericanas rumbo al Mundial de Catar 2022, donde Chile debía visitar a Uruguay (26 de marzo) y recibir a Colombia (31).
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Antes de esta pandemia planetaria, la «Roja» ya había iniciado su propia seguidilla de cancelaciones en noviembre pasado debido al estallido, ya que Bolivia no quiso viajar a nuestras tierras el 15 de ese mes, mientras que los seleccionados decidieron no presentarse en Perú cuatro días después, en solidaridad con las demandas sociales. En definitiva, el último partido del combinado nacional fue el ya lejano 10 de octubre del 2019, cuando derrotó por 3-2 a Guinea en España.
Con todas estas postergaciones, el único punto que aparece fijo en el calendario de la Selección es en septiembre, cuando supuestamente debe ser anfitriona de los peruanos y forastera en Venezuela por las Eliminatorias, el 3 y 8, respectivamente, siempre que el Covid-19 lo permita. Si llegan a jugarse esos encuentros, el «Equipo de Todos» habrá tenido un receso, en el mejor de los casos, de casi 11 meses.
Para ver un parate tan largo del elenco criollo hay que retroceder prácticamente tres décadas. Justamente un 3 de septiembre, pero de 1989, se produjo el nefasto «Maracanazo», tras el cual nuestro representativo fue impedido de competir en el proceso clasificatorio para Estados Unidos 1994.
Luego de esa noche bochornosa en Brasil, el cuadro chileno no volvió a ver acción por más de un año, hasta el 17 de octubre de 1990, cuando recibió justamente al «Scratch» por la amistosa Copa Expedito Teixeira, con empate 0-0. Sin embargo, producto de la inhabilitación para participar en la ruta mundialista, vino un parón aún más extenso.
El equipo rojo no saltó a la cancha por más de 20 meses, entre el 21 de julio de 1991, cuando perdió por 2-0 en la fase final de la Copa América chilena otra vez ante la «Verdeamarela», y el 31 de marzo de 1993, cuando venció por 2-1 a los bolivianos en un amistoso en Arica. Esperemos que este virus no lleve a una sequía tan larga como ésa.
