El Gráfico Chile

La pandemia pone en pausa a la hípica, el último bastión activo del deporte en Chile

Este fin de semana se disputaron los últimos programas antes de que la actividad entre en suspenso por el coronavirus.

La hípica ha sido el último bastión de los eventos deportivos que se mantuvo en pie desde el advenimiento del coronavirus en el país. Estoica, la actividad aguantó sin contagios, disputando sus programas a puertas cerradas. Eso, hasta este fin de semana. Viernes y sábado, el Club Hípico y el Hipódromo Chile, respectivamente, disputaron las 19 carreras que tenían apuntadas cada uno, sin mayores novedades, casi con normalidad.

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Salvo, claro, por las tribunas vacías.

Mantenerse activos no era simple pertinacia. Por el contrario. Además de buscar entretener a su leal audiencia, la hípica actúa bajo una lógica diferente al resto de los deportes, y que explica que haya extendido el trabajo hasta un par de semanas después que otras actividades.

Lo primero y fundamental, explican los “burreros” es entender que un amplio porcentaje de trabajadores relacionados con las carreras de caballos depende íntegramente de que se compita. Y es que, si no se realizan programas, simplemente sus salarios se ven significativamente reducidos. Todo depende de que haya actividad competitiva en pista. Por eso, todos empujan para que el trabajo no decaiga. Salvo contadas excepciones, como algún jinete de primerísima línea, el resto requiere de la competencia para tener sueldo. “Es un rubro que se mueve con muy pocos contratos indefinidos y donde la mayoría de los ingresos depende de los premios de cada jornada. Los trabajadores son los primeros en apurar soluciones para correr apenas se puede cuando ocurre cualquier circunstancia que implique detener las competencias. Es fundamental para ellos”, dice Felipe Ogrodnik, periodista especializado y con un acabado conocimiento de los secretos del deporte “de los reyes”.

Una prueba tangible de esto es que, tras el estallido social de octubre, la hípica fue de los primeros deportes en volver a la acción. El Club Hípíco de Santiago, por ejemplo, sólo estuvo una jornada de las habituales sin correr. La presión de los trabajadores hizo que se volviera a competir antes de lo esperado y previsto.

Sin embargo, hay otros detalles que impulsan a la actividad en ser de las últimas en suspenderse y de las primeras en reactivarse.

Los fina sangre -leitmotiv de este deporte- son atletas, deportistas de alto rendimiento. Por ello, es que diariamente deben galopar, correr o caminar, no sólo para mantenerse en forma, sino para la salud de los animales, que requieren eso tanto como alimentarse. “Estar un par de meses sin correr sería un mazazo brutal, podría cambiar drásticamente a la hípica como la conocemos actualmente. Un alto porcentaje de los caballos no se podrá mantener, sin considerar que además se perderán muchos puestos de trabajo”, agrega Ogrodnik.

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El tema de los animales es todo un asunto. De hecho, es uno de los que impulsaba mantener la actividad en pista. Porque, por ejemplo, en el Club Hípico alojan 1.800 fina sangre, lo que implica que hay prácticamente una persona por cada uno de ellos, encargado de darles los cuidados básicos para poder mantener en buenas condiciones a los animales.

El hecho que se trata de una actividad al aire libre favorecía la mantención de los programas, lo que ayudaba a restringir ciertos riesgos de eventuales contagios del coronavirus. Pero, además, el tema de los cuidados hace que la mayoría de los trabajadores viva ahí mismo, cerca de las pesebreras, con lo que parar o instaurar la cuarentena no cambia mucho la situación, pues no es diferente a la gente que vive en edificios, por ejemplo.

Así fue como este deporte se mantuvo compitiendo. El pasado sábado 14, el Hipódromo tuvo su última jornada con público, mientras el Club comenzó a cambiar su política el lunes 16, con una excursión más restringida, con acceso sólo a las personas directamente vinculadas. Al día siguiente, en Concepción, ya comenzaron los programas a puerta cerrada, tendencia que siguió en el Sporting de Viña del Mar el miércoles 18. Ya el viernes 20, el Club Hípico marcó la pauta de las puertas cerradas en la capital, para que el Hipódromo emulara al día siguiente. Pero luego de dos jornadas en Santiago, dos en el Biobío y una en la Ciudad Jardín, la hípica -que había aguantado estoicamente la pandemia- entra en pausa. Como todo.

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