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El mejor partido de Rogers Escalup

El exjugador de básquetbol e ingeniero civil de la Universidad de Concepción tiene una fábrica de filamentos, materia prima para la impresión tridimensional, que está ayudando fuertemente a suplir la carencia de mascarillas en la Región del Biobío.

Seguramente, cuando Rogers Escalup dividía su tiempo entre la Casa del Deporte y la Escuela de Ingeniería de la Universidad del Concepción, no imaginaba que el reconocimiento le llegaría antes por lo que hacía fuera de la cancha de básquetbol. Como joven atleta destacado de esa casa de estudios, era dable pensar que sería entre el parquet y los cestos donde luciría primero sus habilidades. Sin embargo, la pandemia ha generado que el ya exjugador del Campanil sea reconocido por su labor en el área en la que se tituló.

Pese a su juventud, el basquetbol quedó en el pasado en 2019, tras defender a Fernández Vial. Su fábrica de filamentos, materia prima de las impresoras 3D, requería mayor atención. Pero, desde hace unas semanas, Cicla3D le ocupa “16 horas diarias, de lunes a lunes”, como el propio Escalups describe con una sonrisa que no esconde cierto orgullo por su actual trabajo.

Es que los filamentos de su empresa se emplean para fabricar insumos médicos. Imprimirlos, de hecho. Y, en plena crisis sanitaria, la oportunidad se presentó.

Copper 3D, empresa que se dedica a la generación de material antimicrobial, necesitaba convertir su material en filamento. “Y sólo existimos nosotros”, comenta el exalero, casi pidiendo disculpas.

Así, combinando ambos conocimientos y potencialidades, se lanzaron a la producción de la materia prima para hacer las barreras mecánicas que tan necesarias son para el personal médico, como son las mascarillas y los protectores faciales.

“La gracia de la mascarilla que imprimimos es que posee un filtro que es intercambiable. Hay filtros de diferentes tipos, que pueden durar una, dos y hasta tres semanas. Nosotros estamos usando estos últimos”, cuenta el ingeniero civil mecánico.

Pese a que llegan y llegan pedidos, “vendemos a un precio justo”, dice con orgullo el “chorero”. “Pese a que llegan y llegan pedidos, y que con suerte estamos dando abasto para los pedidos que nos realizan dentro de la región (del Biobío), no nos saltamos la lista de espera, aún cuando nos ofrezcan un mejor precio por nuestros productos”, confiesa Escalups. De hecho, cada día, apartan un porcentaje de producción para venta minorista, para los médicos, por ejemplo, que requieren mascarillas para poder trabajar. “Nuestra preocupación es que la primera línea sanitaria esté bien protegida”, recalca.

Si bien sabe que ofrece una mascarilla que no tiene certificación, “empíricamente funcionan”, afirma, agregando que para el engorroso proceso no hubo tiempo. La pandemia explotó demasiado rápido, sin darle tiempo a Cicla3D de realizar un trámite que realizará apenas haya margen de maniobra para dedicarle tiempo a ese asunto, que como buen ingeniero le preocupa. “Al principio, fue un tema no tener certificación, pero está comprobado que nuestra mascarilla cumple con los requerimientos, sobre todo para quienes están en la primera línea de los servicios de salud”, profundiza.

En la empresa de Escalup trabajan cinco personas, pero han creado una importante red que los apoya, imprimiendo con la materia prima que ellos proveen. “Se nos han acercado universidades y gente que tiene impresoras 3D. Con el material antimicrobial que tenemos podemos aportar con eso, y también ir generando -por ejemplo- pisas para ventiladores mecánicos”, remata con orgullo.

Escalup, desde Concepción, pero fuera de la cancha, juega su mejor y más brillante partido.

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