Después de haber conseguido dos empates seguidos contra Italia y Austria, la selección chilena dirigida por Nelson Acosta necesitaba conseguir -al menos- un punto para poder alcanzar los octavos de final del Mundial de Francia 1998.
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Para lograr eso, la Roja tenía que conseguir una victoria o empate contra el complejo equipo africano de Camerún, que había demostrado mucha seguridad en su juego gracias al notable rendimiento alcanzado por su arquero Jacques Songo’o.
A pesar de la confianza en su guardameta, Iván Zamorano estaba teniendo una jornada inspirada en el Estadio de la Beaujoire de Nantes y el defensor Rigobert Song estaba sufriendo las consecuencias de ello. Tanto así que, tras un amague de Bam Bam, el defensor tuvo que cometerle falta cerca del área de su portería a los 19 minutos de partido, lo cual significó un antes y un después en la historia del fútbol chileno.
Estando tan cerca del área de Songo’o y con un balón perfectamente posicionado para un zurdo, el volante José Luis Sierra tomó el balón y comenzó a testear poco a poco la postura del portero rival. Con brazos en la cintura y sin vacilaciones, el «Coto» tenía la mirada fija en un objetivo, hasta que el defensa Pedro Reyes se le acerca y le da un misterioso consejo que activa a Sierra segundos antes del pitazo para jugar.
Con la indicación de jugar dada, Reyes vuelve a su posición de estorbo falso en la barrera de Camerún y en un fugaz parpadeo se ve como Sierra lanza una «zurda mágica» (como la definió Pedro Carcuro) que deja sin ninguna opción para atajar a Songo’o, y significó el 1 a 0 parcial de Chile a los 20′.
Aunque el partido fue empatado 1 a 1 por Patrick Mboma a los 56′ y con dos expulsados para los camerunenses, la Selección logró clasificar a la ronda de los 16 mejores del Mundial y ahí debía enfrentar al siempre poderoso Brasil…
