Con 31 años, Francisco Meneghini ya es casi un chileno más. Instalado acá desde 2007, cuando arribó a trabajar a Juan Pinto Durán como parte del cuerpo técnico de Marcelo Bielsa, en estos años se ha ido convirtiendo -literalmente- en entrenador de fútbol. Ahora, al mando de Audax Italiano, el segundo club que asume como jefe del banquillo, dedica la suspensión del torneo local para seguir aprendiendo como estratega, pero también de seguir mejorando a su equipo.
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“Desde el momento que se suspendió el campeonato, los jugadores se fueron a casa con una pauta de trabajo y materiales para poder realizar. Dichos trabajos estaban destinados a mantener la forma física. En realidad, más bien a no perder tanta condición física”, parte explicando el rosarino.
“Esa pauta la realizan los jugadores todos los días, y son monitoreados por el preparador físico, Gonzalo Fellay”, agrega “Paqui”, quien resume que los futbolistas no fueron los únicos que han tenido una fuerte labor. “Las primeras dos semanas, como cuerpo técnico, los entrenadores nos abocamos a analizar en profundidad los nueve partidos oficiales que hemos jugado este año, para recopilar información y tener una visión un poco más profunda de lo que ha sido el proceso. Y, a partir de eso, empezamos en la tercera semana a interactuar con los jugadores, para ver aspectos más tácticos, los que hemos ido de a poco charlando con ellos”, detalla.
En Europa ya se empieza hablar fechas de potencial retorno de la competencia, con clubes alemanes volviendo a entrenar, y acá en se empieza a levantar cuarentena… ¿Tienen alguna fecha en mente de cuándo podrían volver a un régimen más “normal”?
-Uno se va guiando por la información que es capaz de recoger. No soy experto en el tema, pero uno espera que se controle lo antes posible la pandemia, por la salud de todos. Y, como consecuencia de ello, se pueda volver a entrenar. Lo principal, sin dudas, es la situación sanitaria mundial. Espero que más temprano que tarde eso pase y, más temprano o más tarde, volveremos a poder trabajar. No manejamos plazos en el club. Hemos hablado mucho con el presidente, Lorenzo Antillo, y con el gerente, ambos me manifiestan que están teniendo reuniones sistemáticamente con la Anfp, y que de ellas se desprende que esto es semana a semana, y que no hay claridad con respecto a plazos.
Luego de un gran arranque en el campeonato nacional, el juego del equipo había tenido un bajón en las últimas fechas que se jugaron. ¿Les vino bien la detención en ese sentido?
-Antes de la suspensión, la agenda señalaba que nos tocaba visitar a Antofagasta. Era un partido complicado, contra equipo que está muy bien. Luego, venía la fecha Fifa. Presupuestábamos, en ese momento, hacer un análisis y aprovechar el parate para recuperar jugadores. Eso nos iba a servir para tomar otro impulso -pensábamos- y seguir creciendo como equipo. Este parate, en principio, nos dio esa posibilidad. Pero, como ha sido un periodo larguísimo, hace muy complicado mantener la forma futbolística. Cuando volvamos a entrenar y competir será como partir de cero en muchos aspectos. El equipo estaba en un momento particular y, cuando volvamos a entrenar, el parate -al ser tan largo- ya no nos va a favorecer. La inactividad ha sido tan extensa que la hemos aprovechado en los aspectos que lo eran, como recuperar jugadores y hacer análisis más profundos, pero con tanta incertidumbre y con una situación mundial tan compleja que no favorece a nadie.
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¿Siente que el plantel de Audax ha entendido y plasmado su forma de juego?
Creo que sí. Cuando decidimos aceptar la propuesta de Audax fue, principalmente, porque el plantel de jugadores es muy bueno, tiene gran capacidad de gestionar la pelota para atacar. Eso hizo que fuera todo más fácil y más rápido. En la pretemporada entendieron pronto lo que buscábamos, que no es más que potenciar la capacidad de los como jugadores. Los primeros partidos se pudo ver, con detalles a mejorar, pero la idea se vio. Luego, llegamos a un punto donde los rivales van tomando nota de lo que hacemos y empiezan a buscar variantes para ponernos problemas. Y, como equipo, estábamos en ese proceso: manteniendo la idea pero encontrando nuevas soluciones a los nuevos problemas que los rivales plantean.
Audax es su segunda experiencia como técnico. Entendiendo, que se trata de un oficio que implica constante aprendizaje, ¿siente que ha encontrado el estilo que le acomoda para dirigir y que es capaz de guiar a los planteles donde quiere, cierta madurez, si se permite el término?
-Es un proceso que es de constante aprendizaje, pero tengo una base que es sólida y me permite -a partir de eso- ir creciendo. Estamos constantemente buscando la forma de mejorar, de aprender, de ajustar… La base creo que ha estado clara, tanto en La Calera como ahora, pero trato de aprovechar cada día, cada semana, para ser mejor.
¿Cómo definiría el juego de sus equipos?
-Llevamos estos dos procesos, en de La Calera y el de Audax, y lo que hemos intentado hacer es dominar los partidos a partir de dominar la pelota, llevar al rival a defender en las peores condiciones lo más cerca de su arco que sea posible, moverlos para generarnos ocasiones y hacer goles, y que el partido se juegue en las mejores condiciones para nuestro equipo. Eso tratamos de implementarlo a través de las características de los jugadores que vamos teniendo: en La Calera eran unas, acá son otras. En ambos equipos, el punto en común es que se trata de buenos jugadores.
Ha trabajado con Marcelo Bielsa, Jorge Sampaoli y Sebastián Beccacece. ¿Cuál de los tres tiene más influencia el técnico que es actualmente?
-Los tres han influido mucho en mi, en diferentes puntos de mi carrera. Bielsa es el que me introduce en el mundo del fútbol. Soy entrenador por él, porque él me dio la oportunidad de meterme en este mundo y aprender. Es quien me da la posibilidad de generar la base. Con Sebastián y Jorge he crecido mucho, me han dado mucho espacio, han sido muy generosos con sus conocimientos, viviendo procesos muy provechosos, sobre todo en la Selección de Chile, donde éramos muchos entrenadores (en el cuerpo técnico) y había mucho crecimiento constantemente, siempre tratando de dar lo mejor de mi y aprovechando a la gente capacitada que tuve al lado. Particularmente, como DT, no creo en un estilo tan rígido, sino creo en el entrenador como potenciador de jugadores y de sus características. Hay una base, un punto de partida, y dónde te lleva el proceso no se sabe a priori… Eso es más del momento. No siento que esté más cerca de alguno en ese sentido.
Eso lo hace parecer más flexible que sus mentores…
-No creo. En el caso de “Seba”, en Defensa y Justicia, tuvo gran capacidad de adaptarse a dos momentos distintos en las dos ocasiones que estuvo en el club. Dentro de la misma idea, usó dos variantes diferentes. Jorge también ha ido cambiando. Marcelo, en cambio, es más rígido, como él mismo lo ha comentado en diversas oportunidades, pero quienes han estado con él destacan muchísimas cosas para aprender.
En esa evolución, quien parece más desfavorecido es Sampaoli, en esa mutación del vértigo y sometimiento a la posesión. Al menos, en términos de resultados…
Discrepo de esa visión, en ese sentido. La campaña con Santos me parece brillante. En este tiempo hemos tenido margen para analizar, y vimos mucho a ese equipo, y me llamó la atención de que es de los equipos que mejor he visto jugar en el último tiempo, con un presupuesto muchísimo más acotado que Flamengo, con el que compitió palmo a palmo por el título.
¿Cuáles son las diferencias que visualiza entre los tres?
No he analizado sus diferencias. Cuando trabajaba con ellos, traté de aprender, aprovecharlos y ayudarlos en lo que me tocaba, en lo que me era posible. No analicé las diferencias entre ellos, no invertí tiempo en eso.
¿Siente que hay cierta tendencia regional, en Sudamérica, a jugar más ofensivo?
-No sé si regional, pero en Chile sí hay una línea. Se ve en la que la mitad de los equipos del torneo: intentan protagonizar, alinear jugadores de buen pie, con partidos abiertos, con los dos equipos intentando atacar y hacer goles. En el futbol chileno sí lo veo como características, pero en Sudamérica no estoy tan seguro. No creo tanto en las tendencias. Son situaciones de moda: alguien gana con una determinada característica y, como ocurre en todo ámbito, hay gente que intenta copiar el modelo exitoso. Pero lo que queda es lo que uno siente y cree como entrenador. Eso es lo que se impone, a la larga.
Viniendo de Argentina, con el éxito de River Plate y cierto estilo, así como la tendencia que marca Bielsa, por ejemplo, ¿se puede decir que el fútbol más lírico de César Menotti se termina imponiendo al pragmatismo de Carlos Bilardo?
-Los entrenadores van marcando épocas, con algunos puntos de inflexión en determinadas cosas, que se van transformando en situaciones más complejas de juego. Cada entrenador confía y siente determinadas ideas, y las lleva a cabo independiente del momento. Las tendencias son cosas del momento. Por ejemplo, el Milan de Arrigo Sacchi hizo que la defensa zonal empezara a ser una posibilidad concreta, y marca una tendencia clara en el fútbol. Pero son cosas que se dan cada tanto en el juego, y cada DT va siguiendo sus convicciones.
¿Cuál sería un buen cierre a esta temporada tan extraordinaria?
-Estamos expectantes de que esto se soluciona, por el bien de todos. Cuando podamos volver a entrenar, la meta es seguir mejorando como equipo, seguir siendo competitivos, que nuestros jugadores sigan creciendo, porque tienen para dar, seguir compitiendo en la Copa Sudamericana. Llegamos con el objetivo de clasificar otra vez a copas internacionales, pero con la tarea de tratar de que sea algo habitual para el club. Eso sería el punto de mira que tenemos para esta temporada. Pero uno siempre quiere crecer y mejorar, que podamos decir que fue un buen equipo, que fue mejorando al paso de las semanas y como, como cuerpo técnico, pudimos sacar lo mejor de los jugadores.