Cuando se piensa en seguros relacionados con el fútbol, es fácil imaginarse coberturas importantes, en las que la compañía protege la pierna más hábil de una estrella, o cubre lucro cesante, millonarias pérdidas y hasta el sueldo de los astros en caso de lesión. Sin embargo, en medio de la pandemia, cuando se trata del medio local y de la decisión de los clubes de ahorrarse el costo de ese ítem, la realidad es que se trata de un sistema menos glamoroso, pero eficiente para cubrir las necesidades internas.
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Lo cierto es que el foco del seguro que contrata la Anfp tienen a ser el balompié femenino, las series Sub 17 y 19 y, en menor medida el balompié profesional, ya que algunos clubes optan por generar convenios especiales para sus primeros equipos.
La rectora del fútbol local licita la empresa que se hace cargo de asegurar a los futbolistas, y la cobertura no es diferente a la de un seguro escolar o de salud complementario que utilizan buena parte de las empresas, en la que se bonifica la diferencia no cubierta por el seguro de salud público (Fonasa) o por las instituciones de salud previsional privadas (isapres).
La gran diferencia respecto de los seguros complementarios típicos es que -para las series inferiores que cubre- no hay tope respecto del plan que se tenga, cubriendo a todos los tramos y copagos, sobre todo para efectos de Fonasa, en el que muchas veces quedan fuera los ingresos más altos.
Por eso, ahora, con las competencias suspendidas a la espera de superar la pandemia, se entiende que los clubes intenten generar un ahorro al poner en pausa los pagos de esos seguros complementarios, que contempla a unos 30 jugadores por cada plantel.
En el caso de las series Sub 16 hacia abajo hasta la Sub 8, en general cada institución genera su propio convenio de salud, que también complementa la isapre o Fonasa del adulto que tiene al juvenil jugador como carga.
Para los primeros equipos, el escenario es equivalente, sólo que algunos clubes buscan generar vínculos particulares con determinados centros sanitarios. Pero ni a nivel profesional ni en las selecciones existen los seguros que tengan coberturas en caso de accidente en viaje o que cubra pérdidas en caso de lesión, como hacerse cargo del sueldo durante el periodo de baja.
En tiempos sin competencia y con los jugadores entrenando en casa, la accidentabilidad es prácticamente cero. Así, tener a los futbolistas asegurados ahora parece un contrasentido. Y, en casoi de existir alguna lesión, siempre será más barato el tratamiento de esas excepciones que pagar el importe total de todos los planteles que entran en la cobertura.