Pasan las semanas, y la política de cuarentenas dinámicas impuesta por el gobierno, sumada a otras medidas complementarias, dan señales de que se intenta reactivar diferentes aspectos de la vida. Uno fundamental es la economía, para minimizar los efectos de la inminente e inevitable recesión. Por eso, ahora, desde el Ministerio de Salud invitan a tomarse un café o una cerveza, o comerse una empanada, en grupos pequeños, eso sí, todavía.
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Con ese antecedente, la ilusión de que el fútbol vuelva se prende. Más cuando Mediapro ha suspendido los pagos a la ANFP por los partidos de la Selección que han dejado de jugarse, y las finanzas del rubro empiezan a verse golpeadas.
Pero, por ahora, el retorno está lejos. Bien lejos.
La esperanza se mantiene en retomar la competencia a fines de julio o durante agosto, permitiendo así completar el torneo nacional con el diseño reglamentario original. Y aunque eso podría verse viable a partir del entusiasmo del Gobierno, en el fútbol no son tan optimistas.
Si bien en Europa ya hay países retomando los entrenamientos en formatos de grupos pequeños y ya se ponen fechas estimadas, la situación local es radicalmente diferente: “Donde están retomando las prácticas ya alcanzaron el peak de contagios. Acá aún estamos lejos de ese hito”, dicen -casi a coro- diferentes actores involucrados.
“Los entrenamientos pueden regresar en unas cinco semanas, pero el fútbol puede volver recién en julio o agosto y, probablemente, sin público. Ese es el rango de plazo que nos señalan los profesionales médicos”, asegura Juan Tagle, presidente de Cruzados.
Claro que nada será como antes.
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“Estamos mirando a Europa, donde algunos clubes ya están volviendo a trabajar, porque el brote fue antes que en Sudamérica. La idea es que tomemos medidas similares a las que están usando, con cuatro fases, que tienen protocolos diferentes, relacionados con cantidad de jugadores y de cuerpo técnico que practica en cada grupo, y que va aumentando hasta llegar a la cuarta fase que, entendemos, sería un ‘antiguo entrenamiento normal’, pero siempre con sanitizaciones y cuidados como con los deportistas cambiándose de ropa posentrenamiento en una ‘zona sucia’ desde la que salen con ropa limpia y a través de un túnel de sanitización. Estamos en proceso de comprender las experiencias que den resultado”, detalla Jorge Correa, gerente general de Huachipato, quien agrega que los exámenes periódicos a todos quienes trabajan en el club serán parte de la rutina, para evitar contagios.
Eso es todo un tema.
Gamadiel García, presidente del Sindicato de Futbolistas, señala que “más allá de la fecha, más allá de lo que haga el gobierno, la clave son los protocolos para mantener la actividad cuando se retomen los entrenamientos. Si bien estamos evaluando, si se vuelve sin estándares de trabajo, a las pocas semanas podemos tener un camarín con todos los jugadores enfermos, y un equipo entero en cuarentena. Por eso es tan importante el asunto”.
Y claro. El dirigente sindical toca un asunto que ni siquiera está claro en Europa aún. Volver a competir y que un plantel caiga contagiado puede parar todo otra vez. ¿O, simplemente, ese equipo sigue jugando con juveniles o los recursos humanos que tenga disponibles? Nadie sabe la respuesta.
Sin poder juntarse grupos de más de 50 personas en camarines, buses o aviones -parte de la rutina de cada equipo-, con el riesgo de contagio de un equipo entero, pensar en que el entusiasmo del Ministerio de Salud es extrapolable al fútbol profesional suena como a una irresponsabilidad por ahora. Más cuando las incógnitas son varias, importantes y sin respuesta.