El viernes 20 y el sábado 21 de marzo, la hípica tuvo sus últimas jornadas en Santiago. Luego, la pandemia paralizó la actividad, siendo el último deporte profesional que paralizó sus actividades por el coronavirus. Y eso de lo que los últimos serán los primeros parece ceñirse a la perfección a este caso, pues transcurridos 40 días, todo indica que el turf será el que antes vuelva a vivir sus programas.
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Los actores del “deporte de los reyes” fueron a presentar su protocolo al Ministerio de Salud, tal como lo hizo el fútbol, pero mucho antes: el 9 de abril fue presentado el documento del Consejo Superior de la Hípica Nacional, debido a lo crítico que es para la actividad con los animales en acción por la propia salud de los fina sangre. Así, para garantizar el éxito de la propuesta, aplica rigurosos resguardos, para así poder retomar la actividad.
El protocolo incluye no sólo programas de carreras con un acotadísimo contingente de personas dentro de los recintos y todas ellas con medidas de prevención, restringiendo el acceso a propietarios, preparadores y prensa, por ejemplo, que deberán conformarse con seguir las acciones por televisión. Pero la propuesta va aún más allá en evitar la propagación del covid-19, proponiendo retomar las competencias pero sin apuestas en los recintos de locales especializados para la transmisión y venta de apuestas hípicas de los hipódromos de Chile, conocido como Teletrak, y que implica el 60 por ciento del movimiento económico de cada jornada.
El documento presentado por Constaza Burr, presidenta de la entidad autónoma y que depende del Ministerio de Hacienda, agrupando a todos los hipódromos y establece sus directrices de funcionamiento, además de que CSHN es el interlocutor válido para este tipo de acciones, llama la atención por este último aspecto, en término de extremar los cuidados, considerando que se correría sin público y sin los recintos de Teletrak, lo que implica generar reuniones con apenas un 40 por ciento de los ingresos habituales.
En el turf existe cierta urgencia por retomar las competencias, toda vez que al tema del bienestar de los caballos, se suma que un alto porcentaje de las personas que trabajan en el rubro sólo cobran en la medida que haya carreras. Además, un alto porcentaje de ellos vive en los mismos recintos cerca de las pesebreras.
Además, los criadores impulsan la reactivación, para no cortar el círculo virtuoso con los equinos, sobre todo los de dos años, que requieren completar su proceso, que los convierte en el futuro de la hípica y que genera también las exportaciones de ejemplares, aportando eso también recursos frescos a un deporte que ciertamente se ve muy amenazado por la suspensión sanitaria.
En todo caso, desde el Club Hípico y del Hipódromo Chile coinciden en que poner los programas les pone cierta presión con su público, que es extremadamente fiel, y que les exigirá la regularidad habitual. Además, los ingresos reducidos al tener apuestas sólo vía internet y telefónica implicaría un recorte en los premios a los propietarios, con el riesgo de que en el corto plazo también se vea afectado el número de ejemplares participando en cada carrera.
Sin embargo, las estrictas medidas que plantea el protocolo y la realización de buena parte de las labores al aire libre del personal esencial hacen inminente el retorno de la hípica. Será la primera experiencia luego de la crisis sanitaria.
