El Gráfico Chile

La “mentalidad Massú”, el “hacedor de sueños” para el que nada es imposible

Thiem, quien siempre había estado a la sombra del “Big Three”, por fin pudo ganar un Grand Slam. Tras su consagración, el europeo reconoció que el “Nico” cambió su cabeza. La carrera del “Vampiro”, tanto de jugador como de entrenador, ha estado marcada por la épica, con Austria como país común.

Terminada la infartante final del US Open, la primera en la historia decidida en un tie-break, Dominic Thiem mira al gran artífice -fuera de la cancha- de su único título de Grand Slam. Tras ir perdiendo 2-0 ante el alemán Alexander Zverev, el austríaco, también el primero en remontar dos sets en una definición del Abierto de Estados Unidos, apunta con el dedo índice a Nicolás Massú, su entrenador, quien devuelve la seña.

El chileno, experto en remontadas durante su carrera, publicó en la madrugada del lunes un emotivo tuit. “Demostraste que los sueños pueden hacerse realidad cuando crees en ti mismo y luchas hasta el final”, escribió en la red social quien fuera conocido como “Gladiador” en su época de jugador.

Horas antes, en la conferencia poscoronación, el tercero del ranking y primer tenista de los 90 en ganar un “major”, destacaba la importancia de su coach. “Desde que trabajo con ‘Nico’, cambió mi mente”, reconoció.

Siempre a la sombra del “Big Three” compuesto por Federer, Nadal y Djokovic, eso era lo que le faltaba al europeo para dar el salto de calidad. Con 27 años, ya llevaba tres derrotas en definiciones de los torneos “grandes”, peso que sintió el domingo, pero que supo sobrellevar gracias a la mentalidad forjada por el técnico nacional.

“Más que nunca se notó su importancia para este chico, porque estaba muerto de cabeza, no tenía manera de sacarlo solo. Estaba tan nervioso que hasta se acalambró”, advierte Horacio de la Peña. “Le cayeron encima las tres finales perdidas y la responsabilidad, y de repente el ‘Nico’ olió que había una pequeñita chance, se agarró de ahí y lo mantuvo arriba”, complementa.

Es esa creencia del “nada es imposible” que se hizo popular un 18 de septiembre del 2009, justamente contra Austria, tierra de su hoy pupilo, en una maratónica serie de Copa Davis donde el viñamarino fue el héroe. Una década más tarde, también en un cruce por la “Ensaladera de Plata” entre ambos países, donde la “Roja” del tenis volvió al Grupo Mundial tras ocho años, “Dominator” contactó al “Vampiro” para sumarlo a su staff y así superar esa barrera que le impedía consagrarse en un “grande”.

El “Pulga” resalta la fortaleza mental de Massú. “La vida te da algunas herramientas y vos las tenés que saber explotar, y a él le dieron ésa. La habilidad que tuvo para salir adelante parece joda”, destaca, agregando que “él empezó hace dos años y dijo ‘yo quiero ser el mejor del mundo’, y lo está logrando”, agrega.

Lo que se propone lo consigue el doble medallista de oro olímpico, quien luego de cumplir sus sueños, ahora hace que los cumplan otros, como Thiem y como el equipo copero criollo, que antes de que lo agarrara él, en  2013, deambulaba en la Zona II Americana y que, cuando asumió como capitán, avisó que aspiraba a “subir al Grupo Mundial”. Dicho y hecho.

“El ‘Nico’ tiene una fortaleza que es casi imposible encontrar en otros técnicos. La pasión que tiene y que impregna a sus jugadores, sólo él lo puede lograr. Y lo logra porque realmente lo siente. Esa garra, energía y sensación de creer en ti mismo es algo que puede transmitir muy bien, porque él realmente lo piensa y lo cree”, explica Hans Podlipnik, doblista de la escuadra que devolvió a Chile a la élite copera. “Te hace creer de corazón que puedes ganar”, cierra.

Ojo, que también dijo que quiere levantar la Copa Davis. Aunque ya suene cliché, nada es imposible para el “hacedor de sueños”.

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