Sacando a Claudio Borghi, quien está radicado en nuestro país y que fue cesado del cargo, los últimos entrenadores de la selección chilena se han despedido por la puerta de atrás, salvo Marcelo Bielsa. En este aspecto, el rosarino, como en tantas otras cosas, dio cátedra.
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El «Loco» se marchó, cuando nadie lo quería, en medio de disputas directivas. «Considero mis tres años y medio en Chile un regalo de la vida», expresó al borde de las lágrimas, en una emotiva conferencia de prensa que duró 26 minutos, donde agregó: «He tratado de quedarme, no pude lograrlo».
Todo lo contrario ocurrió con Jorge Sampaoli, quien se autocalificó como un «rehén» y, enredado en un conflicto por platas, dividió aguas respecto a su figura, indiscutida, eso sí, en lo futbolístico. Su adiós fue con un tibio abrazo con Arturo Salah y con un comunicado de la ANFP.
Más fría aún fue la salida de Juan Antonio Pizzi. Luego de la dolorosa eliminación del Mundial de Rusia 2018, se fue con una carta publicada por el organismo de Quilín.
Por último, Reinaldo Rueda fue aún más sucinto. Un tuit marcó el fin de su etapa en la «Roja».