El pasado jueves 7 de enero, Coquimbo Unido vivió una auténtica comedia para disputar el duelo de ida de la semifinal de la Copa Sudamericana ante Defensa y Justicia. Al final, los “piratas” terminaron haciendo de local en Asunción el martes 12. Todo porque los protocolos de la Conmebol no eran iguales a los que aplica la autoridad sanitaria nacional. Ahora, sin embargo, si la selección chilena y los clubes clasificados a los torneos continentales pretenden hacer de anfitriones en suelo patrio, urge que el reglamento interno impuesto por el Ministerio de Salud se adapte. El riesgo de no hacerlo es grande: Martín Lasarte podría debutar en la banca de la “Roja” recibiendo a Paraguay no en el estadio Nacional, sino en el Defensores del Chaco de la capital guaraní. Así de simple.
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Desde que ocurrió el desaguisado de Coquimbo a principios de enero, se trabaja intensamente en una mesa multidisciplinaria en la que participan la Anfp y diversos actores estatales, como los ministerios de Salud, Deporte e Interior.
Adaptarse a la Conmebol
La idea es actualizar el protocolo sanitario nacional y adaptarlo a la exigencia Conmebol, que opera bajo el concepto de “burbuja”, con la exigencia desde el ente futbolístico de que los equipos viajen con PCR realizado en su lugar de origen 72 horas antes de iniciar el periplo.
La diferencia con la regla imperante en Chile es que acá se exige, también, un PCR realizado al arribo a territorio nacional, sin importar que el conjunto visitante esté aislado y salvaguardado por la “burbuja”.
Por eso, el protocolo sanitario chileno pone en jaque la localía de los cuadros nacionales. Pero el trabajo realizado por la mesa público-privada avanza y, en los próximos días, debería tener resultados visibles.
A la Anfp y sus clubes afiliados el tema les preocupa, porque si bien se está jugando sin público en las graderías, lo que quita cierto peso a las localías, disputar los duelos como anfitrión en otro país va en directo menoscabo de las opciones deportivas. Es que, además, no es que -por ejemplo- Chile pueda disputar el partido eliminatorio en una sede que elija, como ocurrió con Mendoza para recibir a Venezuela en la ruta a Italia 1990, sino que ahora la Conmebol lleva los lances directamente a una sede establecida para cualquiera que esté en falta a su protocolo. En este caso, Asunción, tal como ocurrió con Coquimbo hace ya un mes y medio. En el caso de la “Roja” de Lasarte, si no se adapta el protocolo, ocurriría el despropósito de que el próximo 25 “recibiría” a Paraguay en el estadio donde los guaraníes regularmente hacen de local. Y eso sin considerar los trastornos logísticos, pues la idea después de medirse con el equipo de Eduardo Berizzo es trasladarse a Calama, para que el combinado nacional se adapte a la altura antes de ir a Quito a jugar con Ecuador.
Anfp y ministerios trabajan
Por eso, y por la inminencia del arranque de las copas de clubes, tanto en la Anfp como en los ministerios se ha trabajado fuertemente para concretar la modificción al código sanitario local, de modo de implementarla de manera segura y que no contravenga otras medidas, logrando así una “burbuja” que dé garantías a la dirigencia en Luque y a las autoridades nacionales.
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Las relaciones entre el ente rector sudamericano y Chile quedaron melladas a fines de 2019, tras la suspensión de la primera final única de la Copa Libertadores, que debía disputarse en Santiago y que, tras el estallido social, se trasladó a Lima. Luego de eso, la ministra del Deporte, Cecilia Pérez, y el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, cruzaron declaraciones, disparando munición gruesa, a partir de las condiciones impuestas para llegar a cabo dicho compromiso.
Así, con la línea de comunicación estropeada entre Santiago y Luque, el riesgo de las localías de Chile y sus clubes es un hecho, en la medida que el protocolo sanitario local no se meta en la “Burbuja Conmebol”.