El Gráfico Chile

Columna de opinión: Dirigentes de segunda

Siempre nivelando para abajo, se cuidan las espaldas entre los mediocres, que sólo aspiran a mantener su tajada del negocio.

Los dirigentes del fútbol chileno no se cansan de sorprendernos para mal. Siempre nivelando para abajo, en vez de apuntar hacia arriba, se cuidan las espaldas entre los mediocres, que sólo aspiran a mantener su tajada del negocio, y la gran mayoría vota para que apenas haya “medio ascenso” para el campeón de la Segunda División Profesional.

Salvo honrosas excepciones, generalmente con Universidad Católica estando del lado correcto de la historia, al igual que O’Higgins, otro de los pocos clubes serios de nuestro balompié, los demás velan por sus mezquinos intereses, unos porque se saben inferiores y otros para devolver favores, o para cobrarlos en el futuro. Saco de esta lista vergonzosa a Palestino, Deportes La Serena, San Marcos de Arica, Lautaro de Buin y Deportes Melipilla, las otras instituciones que entendieron que la palabra “profesional” no es solamente un adorno.

En qué cabeza seria puede caber la idea de que un equipo que realiza una campaña notable y levanta la copa, tenga que jugar una promoción contra uno que hace una temporada horrible y sale penúltimo entre 16, considerando que, además, por una cuestión de recursos y plantel, igual tendrá la ventaja en ese partido definitorio. Sólo entra en la mente de un dueño que quiere gastar poco -total es muy improbable descender- y seguir ganando mucho con las platas de la televisión.

Totalmente entendible la postura inflexible de los cuadros de la categoría de bronce, como también la del Sifup, que sabe que los futbolistas de los elencos débiles de la Primera B, casi sin riesgo de bajar, tienen escaso poder de negociación con sus empleadores. Bueno, qué se podía esperar de directivos sin más aspiraciones que no ser los colistas, o sea, los peores.

Dirigentes de segunda clase, que merecen ser de tercera.

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