“La pelota nos mueve”. Así se llamaba la notable campaña que en el 2008 hizo el extinto CDF para promover el fútbol chileno.
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“No seai pelota, ¡juega a la pelota!”, era la pegajosa frase del spot. La música creada por Los Tres se me vino a la cabeza en la última semana, mientras se me aparecía en la mente Rafael Dudamel.
En días donde el coronavirus llega a cifras récord en nuestro país, el fútbol es considerado “esencial” por las autoridades y por eso sigue funcionando. La idea es que sea un “bálsamo” para quedarse en casa.
Por eso, como dijo la ministra del Deporte, a propósito de las reuniones del DT de la “U” en su casa con sus jugadores, “molesta, porque en el torneo pasado fueron los mismos cinco o seis equipos los que incumplieron protocolos para sacar ventajas deportivas”. Palabras de Cecilia Pérez, hincha azul…
El venezolano, quien ya tuvo covid-19 cuando llegó a Chile, que padeció un brote en su plantel que costó caro en la Copa Libertadores y que, más encima, todo indica que no es la primera vez que desobedece las medidas sanitarias, dio su explicación. “Sentí, como entrenador, que podía complementar lo que estamos haciendo”, comentó.
Tampoco es que Dudamel les esté traspasando a sus dirigidos la fórmula secreta del éxito, como para que se justifique juntarse en medio del peak de una pandemia, al borde del toque de queda, para “compartir un contenido” que no pueda esperar al entrenamiento del día siguiente o hacerse por Zoom. Jueguen a la pelota y no sean pelotas, o no se dan cuenta de que, en estos tiempos, son unos privilegiados por poder trabajar, para entretener a los cientos de miles que no pueden.