Cuando Novak Djokovic venció en las semifinales de Roland Garros a Rafael Nadal, el mundo del tenis supo que el serbio no había ganado un partido cualquiera. En esta pelea contra el español y Roger Federer por quién será el más ganador de la historia -el mejor es subjetivo-, el balcánico impidió que el mallorquín pasara a la cabeza en títulos de Grand Slam.
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Eso sí, faltaba la final, ante el inspirado Stefanos Tsitsipas (5º). Y si bien el número uno del ranking perdió los dos primeros sets, terminó remontando el encuentro para llevarse la victoria por 6-7(6), 2-6, 6-3, 6-2 y 6-4.
Es la primera vez desde el 2004, desde la recordada definición donde el argentino Gastón Gaudio derrotó a su compatriota Guillermo Coria, que un jugador da vuelta un duelo por la copa en París tras ceder las dos mangas iniciales. Claro, luego apareció “Rafa” y generalmente ganó con comodidad, salvo contadas excepciones, la de “Fedex” en el 2009, la de su coterráneo Stanislas Wawrinka en el 2015 y la de “Nole” en el 2016.
Así, el nacido en Belgrado llega a 19 “majors” en su palmarés y queda a sólo uno de sus dos grandes rivales históricos, el suizo y el hispano. Con 34 años, cinco menos que el primero y uno que el segundo, el oriundo de Serbia está encaminado a ser quien quede arriba en este conteo cuando los tres cuelguen las raquetas, considerando que da batalla en todas las superficies.
De hecho, con su consagración de ayer, se convirtió en el único tenista en la Era Abierta en levantar dos trofeos en cada uno de los cuatro torneos “grandes” del circuito, ya que “Su Majestad” tiene una corona en Francia, al igual que el ibérico en Australia. Por si fuera poco, Djokovic supera en el cara a cara a los dos del “Big Three”, 29-28 al de España y 27-23 al de Suiza.
No hay tregua en esta lucha por la eternidad, porque se viene Wimbledon. El 28 de junio se pasan al pasto.