Arturo Vidal se vio envuelto en uno de los casos judiciales mas bullados de los últimos años en Italia luego de ser citado a declarar por la justicia para contar detalles por la venta de su casa en Turín, en su paso por Juventus, de 2011 a 2015, a la mafia italiana.
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El jugador nacional, según consignó el medio italiano Mimmo Abramo Notizie, es uno de los testigos que la fiscalía de Turín citó para dar testimonio respecto de los dineros que la organización criminal ‘Ndrangheta utilizó para comprar una serie de propiedades y que alcanzan los 16 millones de euros.
Una de ellas, la que el futbolista chileno vendió al empresario Mario Burló, quien fue detenido y puesto en prisión tras la incautación de dicha propiedad por parte de la policía.
«En una operación denominada ‘Fenice’, realizada por el Gico della Guardia di Finanza, se incautaron propiedades por 16 millones de euros. Como parte de la operación contra la ‘Ndrangheta llevada a cabo por el fiscal de Turín junto a funcionarios de la policía financiera. Entre las propiedades incautadas se encuentra la antigua villa del futbolista Arturo Vidal en Moncalieri», señala el medio italiano.
El seleccionado nacional fue citado por el tribunal de Asti para el miércoles pasado, sin embargo como el jugador de Inter de Milán estaba participando en la Copa América con la selección chilena, su lugar lo ocupó el director deportivo del cuadro lombardo, Giuseppe Marotta, quien declaró a la justicia que «el condominio de Vidal había sido vendido a alguien que fue arrestado dos años después, pero el jugador no sabe nada de esa historia».
La propiedad incautada, en todo caso, fue un dolor de cabeza para Burló desde el momento en que la adquirió, ya que el empresario preso por asociación delictiva de tipo mafioso y delitos fiscales por 16 millones de euros e intercambio electoral político-mafioso, señaló en su momento que el lugar era una «villa maldita» debido a lo destruida que estaba cuando la compró y los robos que sufrió viviendo en ella.
En ese periodo la propiedad fue utilizada por familiares y amigos del chileno, quien a esas alturas ya se había cambiado a otro domicilio en Turín, dejando a Burló con una vivienda con las puertas y ventanas rotas, el techo derrumbado, la cocina destruida y el sistema de seguridad fuera de servicio.
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