En gustos no hay nada escrito. Ese es uno de los mensajes que se repite con fuerza entre los comentarios que recibe un tatuador brasileño de 41 años. Se hace llamar «El Orco», y durante las últimas semanas captó la atención de los medios por su última intervención.
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No le bastó con tener las orejas modificadas y la cara casi completamente tatuada, fue más allá. Se implantó dos grandes colmillos en la mandíbula inferior, para verse realmente como un orco.
De acuerdo a lo que él mismo ha reconocido, todos estos cambios son en función de reflejar «su verdadera identidad».
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