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Una madre orgullosa: “Mi hija es la primera de cuatro generaciones de prostitutas que llega a la universidad”

“Cuando naces en el entorno de la prostitución, salir de allí es muy difícil”, dijo a la BBC Mundo, Karina Núñez.

Getty Getty (piranka/Getty Images)

Karina Núñez es sincera: «De niña siempre soñé con ser maestra, pero acabé de prostituta como mi mamá, mi abuela y mi bisabuela». Es la cuarta generación de una familia de trabajadoras sexuales uruguayas y recuerda su niñez como una etapa llena de penurias.

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BBC Mundo lleva hoy la historia de esta familia, donde Núñez cuenta «transcurrió durante la dictadura cívico-militar en Uruguay y el hombre que le arrebató mi madre a su proxeneta, decidió criarme como su hija propia».

«Luego se convirtió en preso político y nuestra vida dio un cambio rotundo: mi madre tuvo que volver al trabajo sexual», dijo.

«Con ayuda de otras mujeres», logró que su hija, Valeska, se convirtiera en la primera en su familia en ir a la universidad y eso la llena de orgullo. Pero el camino no fue fácil.

«Cuando naces en el entorno de la prostitución, salir de allí es muy difícil», dijo a la BBC Mundo.

Cuando Karina Nuñez comprendió que no quería que su hija siguiera su camino, ni el de su abuela o su bisabuela, cuando entendió, luego de vivir en carne propia, la vulnerabilidad de las trabajadoras sexuales y todo a lo que se exponen día tras día, quiso luchar.

A medida que fui golpeando puertas y reclamando por los derechos de mis compañeras, me fueron reconociendo como una voz confiable.

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«Un orgullo que no me cabe en el pecho»

Uno de los mayores retos para hacerlo posible fue construir un nuevo estereotipo de lo que significa ser mamá.

«Mi forma de cuidar a mis hijas era teniéndolas conmigo en la hostería, las cuidaba yo misma. Las vigilaba, sabía con quién tenían vínculos, quién las visitaba, etc.», relata.

«Si las dejaba al cuidado de alguien más, iba a pasar lo mismo que pasó conmigo. Mi madre pagaba para que me cuidaran, pero cuando se iba era otro mundo».

«Mi hija es la primera de cuatro generaciones de prostitutas que llega a la universidad y el orgullo no me cabe en el pecho».

Aunque durante el proceso de romper cadenas, Karina se convirtió en una respetada voz feminista y en un ejemplo para muchas en Uruguay, asegura que todavía queda mucho por hacer.

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