Columna del lector por Katherine Urrutia: "Vacas sagradas y becerros tontos"

Katherine Urrutia P. (twitter: @kathyurrutiap) ·         Escritora de cuentos infantiles (“Buscando Chinita” y “los bigotes de la gatita Miauci”) editorial Don Bosco Edebé S.A. ·         Cuentacuentos gratuitos a niños en colegios .         Estudiante de psicología 3º año. ·         Terapeuta de flores de Bach con especialización en niños. ·         Relatora de OTEC Veritas Capacitación. “Comprensión de lectura a través de las emociones”, dictado principalmente a profesores. ·         Trabajó en voluntariados en COSAM, escuela de lenguajes, colegios con niños en riesgo social. .          Viajó al sur para trabajar después del terremoto y al norte para trabajar con los familiares y niños de los mineros en mina San José. ·         Trabajó en escuela fundición Paipote de Copiapó, con intervención en el tema de Bullying. ·         Actualmente en voluntariado en  SERNAM de Quinta Normal. .         todos los lunes desde las 13:00 a 14:00 hrs., en “la terapeuta escucha”  de radio comunal de San Joaquín. ·         Actualmente en proyectos de libros para adolescentes y adultos.  

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Las vacas pastan y mastican todo el día, luego tragarán y pasarán lo masticado a una de sus cavidades estomacales. Por cualidades propias, después de algunas horas, regurgitarán el pasto, para seguir masticando por mucho tiempo más. La primera imagen que viene a mi mente, al pensar en una vaca, es de un animal moviendo el hocico todo el día.

Nuestra farándula es similar a este fenómeno tan poco agradable del regurgitado. Vemos soberbias vacas sagradas y muchos becerros tontos empoderados en distintos programas televisivos, buscando pastos tiernos dónde poder extraer al máximo todo lo que sea posible de ellos, masticando lo mismo por mucho tiempo.

En este ejemplo, el pasto son todos los personajes que sueñan con llegar a la televisión para ser “famoso”, haciendo el terrible intercambio de sus vidas, hasta la última gota de privacidad o dignidad con tal de ser reconocidos o mejor dicho, “masticados” por estos rumiantes televisivos.

Estas vacas sagradas junto a los becerros tontos, mostrarán y despojarán a cada personaje farandulero, todo lo provechoso. Opinarán y emitirán juicios de valor de cada uno de ellos, sin importar sus familias o peor aún, sin importar el mensaje que entregan a los telespectadores.

Lo preocupante es ver cómo tratan algunos temas que son muy importantes, con la liviandad propia de estos animalitos tan poco inteligentes. Temas como; violencia, infidelidad o el verdadero talento, para ellos carece de importancia, ya que su único objetivo es masticar y masticar.

Con pena, compruebo que no tenemos verdaderos “líderes de opinión” y en su reemplazo están las vacas sagradas incitando, incluso, a conductas violentas. Justificando las traiciones, señalando con el dedo lo bueno o malo según sus criterios, pero ojo, incapaz de ser medidos por la misma vara que miden al resto.

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No puedo entender cómo podemos permitir este tipo de personajes a toda hora en televisión, más cuando los últimos datos de la Unicef, indican que un 71% de nuestros niños, estarían sufriendo conductas violentas.

El bullying y el femicidio aumentan cada día más en nuestro país, me pregunto ¿existirá alguna relación entre esta realidad y el contenido fermentado de la televisión?

Es claro que la fiscalización tiene que ser por parte de los padres, pero seamos sinceros, la mayoría de los niños pasan solos todo el día y su única compañía es la televisión, donde tenemos farándula desde las 8:00 hasta las 21:00 hrs. Es decir, tenemos de niñeras para nuestros niños, a estos rumiantes sin valores.

No son todas las figuras televisivas los que caen en esta categoría, pero sí una gran mayoría, fácilmente identificables, ya que reemplazan ética por dinero del mejor postor.

La pregunta es ¿somos nosotros culpables por callar y avalar a estos rumiantes televisivos?

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