El mandatario venezolano, Hugo Chávez, le dijo “borracho”, “burro” y “asesino” al ex jefe de Estado de EEUU, George Bush; al ex presidente español José María Aznar lo llamó “fascista” y “asesino”; al mandatario colombiano, Álvaro Uribe, lo tildó de fascista “de la calaña de Adolf Hitler” y Manuel Rosales, ex gobernador exiliado en Perú, fue calificado como “desgraciaito, mafioso, ladrón y asesino”.
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El Universal afirma que no sólo presidentes y organizaciones son blanco de sus misiles mediáticos. “Ministros, jueces, obispos y funcionarios han sido expuestos al escarnio público en más de una alocución. En una ocasión hasta un modesto camarógrafo recibió el ataque desde las aguileñas alturas por el ‘delito’ de cobrar horas extras en las largas jornadas locutivas: ¡Mírame camarógrafo!, le dijo en plena transmisión a un desconcertado técnico del canal del Estado (..) reclamó Chávez al camarógrafo, quien no sólo perdió el derecho a las horas extras, sino que fue víctima de ataques y burlas en su propio barrio”, relatan en el sitio web del medio.
Olor a azufre
“Ayer el diablo estuvo aquí, huele a azufre todavía”, es una de las frases más recordadas de Chávez. Lo dijo en 2006 ante la asamblea general de las Naciones Unidas luego del men saje del entonces presidente de EEUU, George W. Bush.
En septiembre de este año bromeó con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca: “Huele a algo diferente, huele a esperanza”.
Durante la cumbre sobre el cambio climático en Copenhague realizada este mes volvió al ataque. Aunque ahora el presidente sea Obama, “sigue oliendo a azufre”, dijo.