Luego de casi siete meses de permanecer en prisión, acusado de intento de matar al presidente Rafael Correa, el coronel de policía César Carrión salió en libertad el sábado, junto a otros tres supuestos involucrados en los hechos del 30 de septiembre.
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La víspera, el tribunal quinto de garantías penales, presidido por el juez Hugo Sierra, los declaró inocentes de las acusaciones que pesaban en su contra, por falta de pruebas.
Ante decenas de familiares y amigos que esperaban a Carrión en las afueras de un centro de rehabilitación de esta capital, el coronel aseguró en breves declaraciones a la prensa tener “la conciencia tranquila”.
Agregó que solicitará su reintegración a la institución policial.
Correa afirmó durante su programa sabatino que el juicio contra el coronel no ha concluido, pues se apelará la decisión del juez.
El ministro del Interior, José Serrano, no descartó el viernes, tras conocer la resolución enjuiciar penalmente a los miembros del tribunal.
Carrión se desempeñaba como director del hospital de la policía donde se refugió Correa el 30 de septiembre durante una revuelta policial. El gobierno acusó al oficial de intento de magnicidio porque presuntamente cerró una puerta para impedir el ingreso del mandatario, que era agredido por agentes de un cuartel de Quito, quienes se rebelaron, descontentos por la eliminación de beneficios económicos.