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La página web oficial del actor Sean Connery, diseñada al más puro estilo Windows 95, contiene un apartado dedicado especialmente a la artista Micheline Roquebrune, esposa del ex James Bond. Y también hay un buen espacio para sus pinturas, las que, pese al pequeño tamaño en que se ven, dan muestra de la admiración que siente por su esposo.
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Ya varias veces Roquebrune ha hablado acerca de la apasionada relación que mantiene con el actor escocés, a quien conoció a mediados de los setenta y primero fueron amantes, luego esposos. Relatando la manera en que se conocieron, ha dicho que fue amor a primera vista.
“Él leía el periódico sobre la cama, desnudo. De un salto me lancé sobre la cama y desabroché mi cinturón de cuero tratando de golpearlo con él mientras bailo sensualmente. Él me agarró y me besó apasionadamente. Su piel libera un olor, no como el de la arena caliente, sino más bien como el del sílex, un caluroso y tóxico aroma como el que se produce cuando dos piedras chocan entre sí. Me transportó”, dijo hace años a una revista francesa.
“Para todo el mundo Sean es una gran estrella, pero para mí es, por encima de todo, el hombre de mis sueños”, concluyó.
