Un ejército de monjas se hacen pasar por prostitutas para liberar a esclavas sexuales

Son alrededor de 1100 religiosas, que han abandonado sus hábitos para unirse a una iniciativa llamada Talitha Kum, que lucha contra la trata de personas. Operan en más de 80 países y pronto esperan hacerlo en 140.

Un “ejército” de monjas ha decidido colgar los hábitos para trabajar en decenas de países de todo el mundo con un sólo objetivo: liberar a miles de mujeres de la explotación sexual.

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Para ello, se hacen pasar por prostitutas en burdeles, donde entran como infiltradas y luchan por liberar a las mujeres y niñas que allí encuentran.

En el capítulo 5 del Evangelio de San Marcos se describe el episodio de la resurrección de la hija de Jairo. La menor volvió a la vida al escuchar las palabras de Jesús en arameo “talitha kum”, que significa: “niña, levántate”. Dos mil años después, este grupo de religiosas intenta hacer algo similar ayudando a devolver la vida a niños y mujeres víctimas del tráfico de personas. Por eso han escogido como nombre Talitha Kum.

John Studzinski, banquero del The Blackstone Group y filántropo, es el presidente de esta iniciativa nacida en 2004 que ya cuenta con 1.100 hermanas religiosas que ya opera en más de 80 países y espera expandirse a 60 más, según cuentan desde Fox News.

La misión de las hermanas religiosas que trabajan en esta causa es la de combatir la trata de personas con fines de explotación sexual, una pesadilla que afecta a alrededor de 73 millones de personas, de las que el 70% son mujeres (la mitad, con 16 años o menos).

Studzinski explicaba recientemente para la Fundación Thomson Reuters que estas hermanas religiosas han optado por abandonar sus hábitos para infiltrarse en burdeles porque “ya no confían en gobiernos, empresas, Policía ni en el clero masculino de los países donde actúan”.

Contó historias atroces sobre el trato por el que pasan algunas víctimas: “algunas son encerradas días sin comer u obligadas a comer sus propias heces si no cumplen con los 12 clientes diarios que les exigen sus explotadores”. “Muchas de ellas se visten como prostitutas para salvar a mujeres y otras interceden para liberar a niñas vendidas como esclavas sexuales por sus padres sin que nadie sepa cuál es su objetivo real”, concluyó.

 

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