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Cameron y la UE trabajan a contrarreloj para un acuerdo presentable

El primer ministro británico, David Cameron, y sus socios europeos volvieron este viernes a las negociaciones en Bruselas para llegar a un acuerdo que convenza a los británicos de quedarse en la Unión Europea.

 

«Estuve aquí hasta las cinco de la madrugada (…) Hicimos progresos, pero todavía no hay acuerdo», dijo Cameron a su llegada al segundo día de la cumbre europea de Bruselas que aborda las demandas británicas, entre otros temas.

El objetivo es que Cameron vuelva este viernes a Londres con una buena oferta de Bruselas que le permita convocar ya el referéndum al que se comprometió sobre la permanencia de Reino Unido en la UE.

Pero el jefe de Gobierno británico ya advirtió de que no aceptará cualquier cosa. «Sólo habrá un acuerdo si Reino Unido logra lo que necesita», puntualizó. «Vamos a trabajar más, haré todo lo que pueda», insistió al llegar.

El presidente francés, François Hollande, explicó a su llegada a la reunión que la pasada noche «hubo un intercambio de propuestas entre unos y otros».

«En lo que respecta a Francia, la voluntad es que exista una regulación financiera que valga para todas las plazas europeas y que no haya derecho de veto, que podamos luchar contra la especulación, la crisis financiera de la misma manera y con los mismos órganos», añadió. Hollande aludía a una de las demandas de Cameron, que reclamó proteger las plazas financieras que no usan el euro, como la City de Londres, de las decisiones que tomen los 19 países que sí utilizan la moneda única y que Francia ve como un mecanismo encubierto para dejarla a salvo de las regulaciones europeas.

Desde 2008, la UE se ha armado con una bataría de mecanismos para evitar que se repita una crisis financiera que ponga en peligro la existencia misma de la zona euro.

– «Si se van, nos quedamos sin nada» –

Además, Cameron quiere poder limitar las ayudas sociales a los imigrantes europeos -la cuestión más espinosa-, quedar al margen de los próximos pasos a una mayor integración y que el mercado único mejore su competitividad.

«Las propuestas actualmente sobre la mesa no satisfacen a todas las partes», dijo el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, que, como Hollande, mostró especial preocupación por las salvaguardas que pueda obtener la City de Londres. «Todavía no hemos terminado y espero que al final de la tarde lleguemos a un texto que permita vivir a todo el mundo», añadió Bettel. El luxemburgués aludía irónicamente a un ruego que les hizo Cameron a sus homólogos la noche pasada, que la Unión Europea «viva y deje vivir» a Londres.

Las reivindicaciones del primer ministro reflejan la tradicional visión de Londres de lo que debería ser la Unión Europea -un gran mercado abierto-, frente a los países que quieren hacer del bloque una unión más política.

Cameron ya avisó de que no se volverá con un mal acuerdo y que preferiría, en ese caso, seguir negociando, lo que alargaría la presencia de este tema, que causa irritación en algunas capitales en un momento en que el bloque confronta, entre otros problemas, la mayor llegada de refugiados e inmigrantes en más de medio siglo.

La ministra de Energía británica, Amber Rudd, dijo este viernes en la radio BBC que «el acuerdo está de momento fuera de alcance».

Cameron tiene el apoyo de la jefa de Gobierno alemana, Angela Merkel, que el jueves estimó que cualquier concesión a Londres es menos mala que una salida británica del bloque. El acuerdo, «para muchos, no es fácil de aceptar, pero hay buena voluntad», dijo Merkel.

«Si Reino Unido se va, entonces si que nos quedamos sin nada», dijo el primer ministro estonio, Taavi Roivas, después de expresar su confianza en que este viernes haya acuerdo.

 

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