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Conoce a la mujer que hace prótesis de dedos meñique para ex miembros de la mafia japonesa

Yukako Fukushima dirige un taller especializado en prótesis de Osaka, frecuentado por ex yakusas, que al abandonar la vida gangsteril deben cortarse un dedo y, luego, deben reponerlo si quieren pasar desapercibidos.

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Aunque el taller Arte se dedica fundamentalmente a suministrar prótesis corporales en silicona para personas que perdieron un dedo, una oreja, una mejilla o un seno, muchos de sus clientes son antiguos yakusas que tratan de reintegrarse a la sociedad.

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Cuando un yakusa abandona a su banda, debe cortarse el meñique para expiar su culpa.

De acuerdo con las estadísticas oficiales, 85.800 individuos, 70% de los cuales pertenecía a las bandas «Yamaguchi-gumi» (la más famosa, con sede en Kobe, cerca de Osaka), «Sumiyochi-kai» e Inawaga-kai», abandonaron la vida criminal.

Muchos yakusas fueron incitados a retirarse en 1992 debido a una gigantesca operación policial en todo el país.

La semana pasada, la policía de Osaka recompensó a Yukako Fukushima, una madre de familia, de 33 años, por la utilidad social de su labor.

En Japón, un meñique cortado o un cuerpo tatuado identifican a los yakusas, quienes tienen grandes dificultades para encontrar un trabajo honrado cuando abandonan el hampa.

«Alguien tenía que ejercer este oficio. Yo conocí a muchos mafiosos que querían volver a la sociedad. Pero no podían lograrlo y terminaban suicidándose», declaró Fukushima a la AFP.

«Muchos de ellos son buenas personas y se comportan muy bien en las compañías donde trabajan», agregó.

Fukushima también recibe en su taller-laboratorio de Osaka (oeste de Japón) a personas que han sido golpeadas por el destino, como una mujer cuyos dedos fueron seccionados en un accidente y que soñaba con cambiar anillos al casarse con su novio inválido.

Esta mujer estudió en una escuela de arte industrial y comenzó a fabricar prótesis corporales en 1992. En los diez últimos años ya fabricó unos 500 dedos para ex yakusas.

En Arte, una empresa de sólo cinco empleados, un meñique de silicona cuesta unos 150.000 yenes (aproximadamente 1.500 dólares).

Para Fukushima, en una sociedad humana ideal nadie tendría complejos, fuese cual fuese la naturaleza de su defecto corporal.

 

PUB/IAM

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