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Austria elige presidente con un candidato ultraderechista como favorito

La atención de Europa está puesta este domingo en Austria, que celebra elecciones presidenciales. La crisis migratoria podría llevar a la victoria del candidato de ultraderecha Norbert Hofer. Aunque el presidente no participa en la gestión cotidiana del país, dispone de extensos poderes como el de nombrar a un nuevo canciller y disolver el parlamento.

 

El ultranacionalista Norbert Hofer y el ecologista Alexander Van der Bellen han quedado virtualmente empatados hoy en las elecciones presidenciales de Austria, según las primeras proyecciones de la televisión pública austríaca ORF.

Los austriacos votaban este domingo para elegir a un nuevo presidente, en unos comicios muy seguidos en Europa en los que el candidato de ultraderecha, Norbert Hofer, llega como favorito frente al ecologista Alexander Van der Bellen.

«Seré presidente», aseguró el viernes Hofer, de 45 años, el candidato más votado en la primera vuelta con un 35%, muy por delante de Van der Bellen (21,3%).

Unos 6,4 millones de electores están llamados a las urnas para designar al sucesor del presidente socialdemócrata Heinz Fischer, quien concluye su segundo mandato y no podía volver a presentarse.

La mayoría de los colegios electorales abrieron a las 05h00 GMT. Los comicios concluirán a las 15h00 GMT, hora a la que se darán las primeras estimaciones. Entre las dos vueltas no hubo sondeos oficiales, aunque las casas de apuestas locales le dan una ligera ventaja al candidato del ultradrechista Partido de la Libertad (FPÖ).

Una victoria de Hofer, militante desde su juventud del FPÖ y vicepresidente del Parlamento austriaco desde 2013, supondría la primera elección a la cabeza de un Estado de la Unión Europea de un candidato representante de un partido radical y nacionalista.

«El presidente es la imagen de Austria en el extranjero, representa al país. Espero que los electores sean razonables», declaró un elector, Johann Mayer, al salir de un colegio en Viena.

Sin revelar su voto, la octogenaria Eva Mühlsteiger dijo desear un presidente que «mejore las cosas. Todo debe volver a ser como antes».

Los dos candidatos votaron por la mañana, Hofer, en Pinkafeld, en el este del país, y Van der Bellen, en la capital.

Tanto en Viena como en Salzburgo (oeste), la participación estaba en clara alza por la mañana. En la primera vuelta, la participación a nivel nacional fue del 68,5%.

Hofer, ingeniero aeronáutico, se ha visto aupado por la crisis migratoria, que vio llegar a Austria a unos 90.000 demandantes de asilo en 2015, es decir, algo más del 1% de la población. Sin embargo, ha mantenido un discurso pulido, lejos de las declaraciones abiertamente xenófobas que antaño caracterizaban a su partido. Durante la campaña, el candidato centró su discurso en el empleo y el nivel de vida de los austriacos y aseguró que no le gustaría sacar a su país de la UE, a menos que Turquía entre en el bloque.

Por su lado, Van der Bellen, un exprofesor de universidad de 72 años, defensor de una línea centrista y liberal, pidió cortarle el camino a la extrema derecha y recordó el viernes que «la locura del nacionalismo» arruinó en el pasado al país.

– La UE, inquieta –

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, manifestó abiertamente su temor a una victoria de Hofer. «A los austriacos no les gusta oír esto, pero no me importa: no hay debate o diálogo con la ultraderecha», declaró al diario Le Monde el viernes.

El posible triunfo del candidato del FPÖ es en cambio esperado por la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, para quien dicha victoria iría «en el sentido de la historia».

Los partidos socialdemócrata (SPÖ) y conservador (ÖVP), en el poder en Austria desde la Segunda Guerra Mundial, sufrieron una derrota histórica en la primera vuelta de la presidencial, al quedarse sus candidatos apenas por encima del 11% cada uno.

El presidente austriaco, elegido por seis años, no participa en la gestión cotidiana del país, pero dispone de extensos poderes, como el de nombrar a un nuevo canciller y el de disolver el Parlamento.

Los últimos jefes de Estado no han hecho uso de estas competencias, situándose en un segundo plano político, como es el caso del presidente saliente, que entregará oficialmente su mandato el 8 de julio. Hofer advirtió no obstante de que en caso de ser elegido, será un «presidente activo».

Entre las dos vueltas se produjo un giro inesperado, con el relevo de canciller. Desestabilizado por el fracaso del candidato del SPÖ en la primera vuelta, el canciller Werner Faymann, en el poder desde 2008, dimitió y el partido colocó a la cabeza de la formación y del Gobierno a Christian Kern, hasta ahora directivo de la compañía nacional ferroviaria (ÖBB).

El nuevo canciller, que asumió su cargo el martes, pidió el voto por el candidato ecologista, que cuenta con el apoyo de numerosas personalidades de izquierda y de centro.

 

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