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Un nuevo ataque de EI contra chiíes de Irak tras el brutal atentado de Bagdad deja al menos 35 muertos

Un sangriento ataque contra la comunidad chií de Irak, en esta ocasión en el mausoleo del imán Said Mohamed en la localidad de Balad, a 80 kilómetros al norte de Bagdad, ha causado al menos 36 muertos, sólo días después de que un sangriento atentado suicida matara a casi 300 personas en Bagdad.

El primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, destituyó hoy a todos los responsables de la seguridad e inteligencia de la capital, tras el ataque más letal registrado en Irak en los últimos años.

Ambos atentados han sido reivindicados por el grupo terrorista Estado Islámico (EI), el cual ha declarado que su objetivo eran los chiíes, a los que considera «renegados» de la fe musulmana y que en Irak representan la mayoría de la población.

Los yihadistas asaltaron anoche el santuario del imán Said Mohamed, venerado por la rama duodecimana del islam chií, situado al este de Balad, que los fieles visitan estos días coincidiendo con la festividad del Aid al Fitr, con la que culmina el mes sagrado del Ramadán.

Este es un lugar de peregrinación destacado en Irak, al que suelen acudir los chiíes de todo el territorio iraquí y también desde otros países.

Los asaltantes estaban disfrazados con el uniforme de la milicia progubernamental chií Multitud Popular y viajaban a bordo de los vehículos que suele emplear este grupo que apoya a las autoridades de Bagdad en la lucha contra el EI, explicaron a Efe fuentes policiales.

Uno de ellos disparó contra los guardias que se encontraban en la puerta principal del mausoleo y otro se hizo detonar en ese momento, mientras que un tercero intentó acceder al recinto sagrado, pero los guardias se lo impidieron, por lo que también hizo estallar los explosivos que llevaba en el exterior del mismo.

Además de las víctimas mortales, que durante la noche aumentaron de 20 a 36, al menos 70 personas resultaron heridas, según fuentes médicas.

El ataque también provocó daños materiales en los edificios adyacentes debido a los incendios que se generaron en el mausoleo por las explosiones causadas por los terroristas suicidas.

La agencia de noticias Amaq, afiliada al EI, informó de que el ataque fue perpetrado por tres terroristas, entre ellos una mujer identificada como Umm Yada al Ansaria, lo cual es poco frecuente en las acciones de la organización radical.

El grupo no consiguió conquistar la localidad de Balad, de mayoría chií, cuando irrumpió en la provincia de Saladino, al norte de Bagdad, y ocupó amplias áreas de la misma en 2014.

Las fuerzas iraquíes expulsaron a los yihadistas de la mayor parte de los territorios que controlaban en Saladino hace alrededor de un año y medio, pero el grupo sigue presente en la zona y ha perpetrado recientemente varios ataques contra civiles y uniformados.

El pasado mes de mayo, al menos diez aficionados iraquíes del club de fútbol español Real Madrid murieron cuando hombres armados abrieron fuego contra la cafetería Al Furat, en Balad, donde solía reunirse la peña madridista de la zona.

Saladino se sitúa entre Bagdad y Nínive, principal feudo de los extremistas en el norte de Irak, lo cual hace que tenga una gran importancia estratégica en la guerra que libran las tropas iraquíes contra el EI.

Por su parte, el consejo de jeques tribales de Saladino condenó hoy el ataque contra el mausoleo del imán Said Mohamed, uno de los monumentos religiosos más destacados de esta provincia.

El consejo pidió a la población que no permita a aquellos que desean separar al pueblo iraquí alcanzar sus fines e instó a la unidad de los habitantes de Balad en concreto.

Mientras, el gobierno de Bagdad ha empezado a depurar responsabilidades por el ataque suicida con coche bomba que tuvo lugar el pasado domingo en el barrio de mayoría chií de Al Karrada, en el centro de la capital.

El Ejecutivo anunció hoy la destitución del jefe de las operaciones de seguridad de Bagdad, teniente general Abdel Amir al Shamari, junto a los demás encargados de la seguridad de la ciudad, después de que el propio ministro del Interior dimitiera hace tres días tras admitir que hubo fallos de seguridad.

Mohamed al Gabán consideró que el Estado ha fracasado a la hora de organizar los aparatos de seguridad, para que estos actúen de forma coordinada y unificada, y habló de «interferencias políticas» en la labor de estos cuerpos.

En una rueda de prensa, el ministro dimisionario reveló que el vehículo que estalló en Al Karrada procedía de la provincia de Diyala, en el este de Irak, y que no pudo ser interceptado antes de que cometiera la masacre, mientras que otro sí fue detenido a tiempo.

«Los fallos de seguridad van a repetirse si siguen estas interferencias políticas», alertó Al Gabán el pasado martes.

 

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