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Decenas de migrantes deambulan entre lo que queda de la “Jungla” de Calais

Decenas de migrantes, incluyendo menores de edad, deambulaban todavía el jueves entre los escombros de la «Jungla» de Calais, horas después de que Francia diera por terminada la evacuación de lo que hasta la semana pasada era el mayor campamento de migrantes del país.

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Las autoridades francesas anunciaron el miércoles que «no queda nadie» tras evacuar a cerca de 5.600 personas del campamento. Pero la AFP constató que decenas de migrantes durmieron a la intemperie la noche del miércoles, apretados unos contra otros para luchar contra el frío.

Paralelamente, máquinas excavadoras comenzaron temprano por la mañana a derribar las tiendas de campaña y chabolas abandonadas en la parte oeste del asentamiento.

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La policía fue desplegada para impedir que curiosos, periodistas y un puñado de migrantes accedieran a la zona.

Entre 6.000 y 8.000 personas, principalmente sudaneses, eritreos y afganos, vivían en el que hasta la semana pasada era el campamento improvisado de migrantes más grande de Francia y uno de los mayores de Europa.

Las autoridades francesas comenzaron a desalojar a los migrantes el lunes. Los adultos fueron trasladados en autobuses a centros de acogida diseminados en todo el territorio francés. Los menores, por su parte, fueron realojados en un centro de acogida provisional junto al campamento, mientras se determina su situación.

Algunos migrantes incendiaron sus refugios antes de partir. El fuego se propagó en casi todo el asentamiento, sobre todo en la calle central, donde los comercios informales terminaron reducidos a cenizas.

Algunos de los migrantes que aún permanecían en la zona querían tomar un autobús para dirigirse a uno de los centros de acogida fuera de Calais, ignorando que los operativos de evacuación finalizaron oficialmente el miércoles.

No obstante, Didier Leschi, responsable de los servicios de inmigración, dijo que hay «diez autocares en reserva» para los últimos migrantes.

– La situación de menores es preocupante –

Otros migrantes, que aseguran ser menores, hacían fila el jueves para registrarse ante las autoridades con el objetivo de ser transferidos a Reino Unido, donde muchos afirman tener familiares.

«Quiero registrarme para ir a Reino Unido», explicaba Abdelhadi, un afgano de 16 años. «Dormí aquí (a la intemperie, ndlr.), y no en la ‘Jungla’, es demasiado peligroso. Y la ‘Jungla’ se acabó'».

La situación de estos menores preocupa a las asociaciones. El centro de 1.500 plazas – ubicado junto al campamento – previsto para acogerlos hasta que se resuelva su situación está lleno.

Unos cuarenta menores fueron trasladados a un centro en el este de Francia. Está previsto que otros 40 sean transferidos a Reino Unido el jueves, según dijo a la AFP el director general de la asociación France terre d’asile (Francia tierra de asilo), Pierre Henry.

Estos menores se sumarán a los más de 200 que Londres ha acogido desde la semana pasada.

Según estimaciones oficiales y de asociaciones, unos 1.300 menores no acompañados residían en este asentamiento, de los cuales 500 aseguran tener familiares en Reino Unido.

En Francia, el «Defensor de los derechos», una autoridad encargada de garantizar el respeto de los derechos humanos, instó a París y Londres a «acelerar las gestiones» para el traslado de los menores a Reino Unido, en respeto de la legislación europea sobre la «reunificación familiar».

Por otra parte, para la alcaldesa de Calais, Natacha Bouchart, el anuncio del fin del campamento fue precipitado. «No podemos anunciar el fin del desmantelamiento (…) cuando hay aún 1.500 menores y 450 mujeres y niños en las estructuras oficiales adyacentes al campamento y que otros cientos deambulan por la zona», dijo Bouchart a la AFP.

«Debemos permanecer vigilantes y dar garantías para que no se vuelva a formar el campamento» y para «impedir que los migrantes regresen», agregó.

En efecto, algunos migrantes siguen buscando a toda costa cruzar a Reino Unido. «Aunque la Jungla haya ardido, algunos migrantes regresarán aquí, donde al menos tenemos una posibilidad de probar suerte», afirmó Rami, un sudanés de 27 años.

 

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