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¿Cuáles son las bandas de narcotráfico más temidas de Brasil?

El Comando Vermelho, el Primer Comando de la Capital y la nueva Familia del Norte encabezan la lista de las organizaciones delictuales que mueven el negocio del narcotráfico. ¿Quiénes son? ¿Cuáles son sus relaciones y alianzas? En Publimetro intentamos despejar estas dudas, dejando en evidencia a las bandas que han protagonizado una crisis en el interior de los recintos penitenciarios de Brasil en lo que va del año.

Las celebraciones de año nuevo se vieron teñidas de rojo luego que el 2 de enero se conociera un motín en el interior del Complejo Penitenciario Anisio Jobim (Compaj).

En el penal ubicado en Manaos, localidad amazónica, se registraron disturbios en los que murieron decapitados unos 60 internos debido a un ajuste de cuentas entre las bandas de narcotráfico, Familia del Norte (FDN) y el Primer Comando de la Capital (PCC).

Pero todo estaba lejos de terminar, cuatro días después otro motín se tomó el presidio Desembargador Raimundo Vidal Pessoa, cuyo resultado fue la ejecución de 33 internos de la cárcel ubicada en el norte de Brasil. Esta vez la masacre se produjo por un presunto ajuste interno entre integrantes del PCC.

Las sumas indican que durante los seis primeros días de 2017 se registraron al menos unos 93 asesinatos.

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Pero como si no fuese poco, este domingo se notificó un tercer motín en el presidio de Alcaçuz, la mayor de las cárceles del estado de Rio Grande del Norte. Revuelta que dejó unos 26 muertos, según el último reporte entregado por la policía de Brasil. Las autoridades sospechan que es el más reciente episodio de una sangrienta lucha por el control del narcotráfico en las cárceles del país.

En este último enfrentamiento nuevamente los protagonistas fueron la FDN y el PCC, pero ¿De donde vienen estas bandas criminales? ¿Desde hace cuanto se enfrentan? ¿Quiénes son sus aliados?

 

El Comando Vermelho de Río

El segundo cartel de drogas de Brasil y el más poderoso de Río de Janeiro, nació en lo que ahora es un paraíso natural y destino turístico: Isla Grande, localidad que en su tiempo era considerado como un infierno en la tierra. Desde 1886 hasta 1993, la isla situada frente a las costas de Río albergaba una de las prisiones más inhumanas del mundo, donde encallaban los peores reclusos de la ciudad.

Sus primeros prisioneros fueron criminales o enfermos llegados desde Europa y África, pero con el pasar del tiempo su población penal fue cambiando hasta que la cárcel se convirtió en calabozo de presos políticos ilustres, opositores de la dictadura de Castelo Blanco, guerrilleros, delincuentes comunes, asesinos y violadores de la ciudad costera.

En esa convivencia fue como en 1979 germinó la semilla del Comando Vermelho bajo el lema “Paz, Justicia y Libertad”. En sus inicios, los fundadores de una de las facciones más peligrosas de Brasil compartían su espacio con detenidos políticos, razón por la cual los padres del Comando se interesaron por los métodos de sus colegas de celda politizados. Intercambio que motivó a muchos de los jefes a salir o fugarse del presidio, mientras la organización crecía tanto dentro, como fuera de las celdas.

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Fue así como el Comando pronto se profesionalizó en el asalto a bancos y secuestros de empresarios y personalidades, actividad que fue decayendo con los años por su alta peligrosidad. Centrada hoy en el narcotráfico, la banda se ha convertido en «protectores» de jóvenes en las favelas.

En 1990, el 90% de las favelas de Río de Janeiro pertenecían al Comando, según el libro Comando Vermelho. La historia secreta del crimen organizado, de Carlos Amorim. Pero casi desde su fundación su hegemonía está amenazada por las luchas de territorio con sus enemigos, Tercer Comando Puro y Amigos de Amigos, fruto de disidencias y traiciones dentro del propio Comando.

Hoy su principal enemigo es el Primer Comando de Capital, la mayor facción de Brasil, asentada sobre todo en São Paulo.

El PCC de São Paulo

El lema «Paz, Justicia y Libertad» se veía escrito con cal en una cancha de fútbol de tierra de la cárcel de Carandiru, en São Paulo. Con estas tres palabras el Primer Comando de la Capital se presentó ante la población brasileña el 18 de febrero de 2001. Pero el mensaje no era de ellos: inspirados en el Comando Vermelho surge el PCC.

Esta fecha marcó la mayor rebelión de la historia del sistema penitenciario brasileño: el PCC puso en marcha motines simultáneos en 19 cárceles del Estado, en una acción conjunta en la que participaron más de 25.000 reos. Con ello se puso de manifiesto la existencia de un poder de organización inédito en el mundo del crimen en Brasil. Casi 16 años después, el PCC, organizado y operativo, se ha consolidado como la mayor banda criminal brasileña, presente en todos los Estados, dentro y fuera de los presidios, y con fuertes conexiones internacionales.

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La mentalidad empresarial del grupo hizo que alcanzase una facturación anual estimada en más de 200 millones de reales (unos 41 mil millones de pesos chilenos), a través de sistemas de blanqueo de capitales en bancos chinos y estadounidenses.

Su ambición expansionista y la búsqueda del poder absoluto en el mercado de las drogas y de las rutas internacionales de narcotráfico, la ha hecho enfrentarse a otras facciones delictuales como la FDN, quienes se han opuesto al reclutamiento de integrantes por parte del PCC en las Amazonas, lugar donde ocurrieron los tres últimos asaltos en cárceles brasileñas.

El tráfico internacional es una de las apuestas del PCC. “La droga se envía dentro de contenedores desde el puerto de Santos, en São Paulo, con destino a puertos poco controlados en África, Italia o Portugal”, afirmó al medio El País de España, el fiscal Lincoln Gakiya, del Grupo de Actuación Especial contra el Crimen Organizado (Gaeco) de la Fiscalía de São Paulo. Gakiya añadió que la organización paulista actúa en colaboración con grupos criminales extranjeros en esta tarea, tales como “las mafias italianas, la napolitana Camorra y la Ndrangheta calabresa, además de grupos organizados en África”.

Gracias a los traslados de sus integrantes a penales vecinos, sus métodos se propagaron entre la población reclusa del país. Además de ampliar su número de participantes, el PCC firmó alianzas con otros grupos, como el Primer Comando de Maranhão y el Primer Grupo Catarinense, entre otros. En Río, hasta finales del año pasado, el socio de la facción paulista era el iniciador Comando Vermelho, relación que hoy se encuentra en máxima tensión.

La Familia del Norte

El PCC y el Comando llegaron hace años a un pacto de no agresión el que ahora se encuentra quebrado, tras la irrupción de la FDN. Si bien han pasado años de relativa calma en los penales y en las calles brasileñas, los últimos episodios en el norte del país, lugar estratégico para el tráfico de drogas, hacen recordar lo sucedido en mayo de 2006, cuando São Paulo se paralizó de terror luego que el PCC matara a más de 170 personas en las calles de la capital garota.

Tres líderes del PCC fueron decapitados brutalmente entre junio y julio el año 2015 dentro de las cárceles Manaos. Hecho que dio inicio a una serie de matanzas que se conoció en la zona como el «sangriento fin de semana». Entre la tarde del viernes 17 de julio y la mañana del lunes 20, se registraron unos 38 homicidios en las calles de la capital del Amazonas, la mayoría de ellos presuntamente vinculadas con el PCC y otros grupos criminales.

Según los peritajes realizados por la policía de Brasil, el hecho habría ocurrido dada las instrucciones de uno de los fundadores de la Familia del Norte, grupo aliado del Comando Vermelho, que habría desatado su ira luego que el PCC quisiera reclutar a nuevos miembros sin su aprobación.  Pero el fondo iría más allá, según los expertos, los asesinatos ordenados por Barbosa, su máximo líder, en junio de 2015 se debe a la ruptura de la alianza entre el PCC y el CV.

Si bien no existe una fecha clara de cuándo se fundó la organización criminal, su origen se asocia como una respuesta al control ejercido por el PCC en las Amazonas, pugna que traería enfrentamientos entre el PCC y el CV, principal aliado de la Familia, quienes han protagonizado los últimos tres asaltos cometidos en Brasil en lo que va del año.

Prisioneros de la cárcel de Alcacuz durante la última revuelta registrada, en la cual murieron 26 internos. AFP

 

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