Jean Luc Courcoult dice que sus espectáculos le llegan en visiones. Que una noche de 1993 soñó que los gigantes invadían las ciudades más grandes del mundo. Que despertó y quiso hacerlo realidad.
El director de la compañía Royal de Luxe, que trae por segunda vez a Chile a la Pequeña Gigante, siempre comenta que su trabajo tiene que ver con la capacidad de soñar.
Así nació la muñeca y su tío escafandra. Del mismo modo cobraron vida el elefante de su espectáculo “El elefante del sultán” y las jirafas de “Los cazadores de jirafas”.
Gran admirador de Julio Verne y de su “intención de hacer soñar a la gente”, Courcoult formó la compañía de teatro Royal de Luxe en 1979, en Nantes, Francia. El nombre –”Real de lujo” en francés– hacía referencia a los pocos recursos del grupo, básicamente un conjunto de artistas callejeros.
Treinta años después, el nombre ya no es una ironía. Courcoult llevó a su grupo a ser la compañía de pasacalles más importantes del mundo con una serie de espectáculos de gran magnitud que han recorrido desde Berlín a Islandia.
¿Por qué ese tipo de shows? Courcoult ha dicho que su gran ambición es “conectar a todos, más allá de la edad y el status social”. Y que ama “la vista de impresión de la gente simple”. “Lo mío es un deseo casi infantil de agradar a la gente mediante la sorpresa”, ha dicho sobre su pasión.
Y claro, también ha comentado que la satisfacción de su público le ayuda a superar un “eterno estado de nerviosismo y angustia”, que él define como algo terrible y sus cercanos como “genialidad”.
Quienes han tenido oportunidad de trabajar con él cuentan que es delirante. Que detrás de sus guayaberas y anteojos de marcos gigantes hay un innovador incansable. De hecho en su visita de 2000 a Chile sorprendió cuando quiso trabajar con locos y pidió que lo llevaran a ver a los internos de El Peral. El trabajo no resultó, pero él quedó feliz.
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