NADAN / Primer Lugar
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Begoña Ugalde, 26 años, Providencia
Se encuentran todos los lunes. Nunca se saludan en la superficie. Son imágenes difusas las que tienen el uno del otro porque el agua les empaña los lentes. Al principio nadan muy rápido, con ansiedad. Luego lo hacen al mismo tiempo, más pausadamente, como ahogándose y riéndose a la vez. Ella sale primero de la piscina. Se tapa con la toalla apenas sube la escalera metálica. Él espera algunos minutos. Flotando boca arriba, mira las nubes a través del techo de vidrio. En sus camarines se duchan cantando para sacarse el olor a cloro que les queda en la piel.
BOSTEZO / Segundo Lugar
Pedro Mora, 26 años, La Florida
Sentado en el metro, sólo me bastó cerrar los ojos por una fracción de segundo para hacer que todos desaparecieran.
27/2 / Tercer Lugar
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Kristin Meyborg, 30 años, Ñuñoa
Fue la noche del terremoto. Como siempre, habían compartido un cigarro. Luego él se levantó de la cama y buscó la ropa dispersada por el suelo. Se estaba vistiendo cuando empezó a temblar. Momentos después quedaron en una oscuridad absoluta, abrazados junto al marco de la puerta, mientras la tierra todavía oscilaba suavemente como un barco sobre el mar. Ella, aún desnuda, se dejó deslizar hacia el suelo hasta quedar sentada junto a sus pies, sin soltar sus brazos. “Quédate, por favor”, le dijo. Y, por primera vez, él se quedó.
UN DÍA MÁS / Premio del Público
Daniel Carrasco Ruiz-Tagle, 35 años, Vitacura
Me levanto y camino sigilosamente hacia tu dormitorio. No quiero despertarte. Abro tu puerta. Te veo, te huelo, te tapo y te beso. Micro y metro. Empujones y oficina. Pantalla. Mails. Órdenes y apuro. Café y pienso en ti. Teléfono. Teléfono. Teléfono. Hot-dog y trámite. Papeles. Miradas. Me rasco la cabeza. Reunión. Un pucho. Reunión y galletas. Un chiste, un amigo y el reloj.Apagar equipo. Metro y micro. Empujones y casa. Camino sigilosamente hacia tu dormitorio. No quiero despertarte. Abro tu puerta. Te veo, te huelo, te tapo y te beso. Mañana será otro día.
EL OCASO DE LOS SUEÑOS / Premio al Talento Joven
Ignacio Carrasco, 17 años, Lo Espejo
Es posible leer la inscripción en una placa metálica ubicada en el balancín de la Plaza Inés de Suárez en Providencia: “Juego apto para niños de máximo 12 años”. Humberto, a sus 72, hace caso omiso de este aviso. Cierra los ojos y se balancea. Sueña con algún día salir proyectado por los aires, escapando del mundo que lo envejece año a año.
Menciones honrosas
DIGNIDAD / Mención Honrosa
Jonathan Bidwell, 23 años, Providencia
Porque, a fin de cuentas, sólo los árboles saben morir de pie.
EL INFELIZ / Mención Honros
Katherina Steinmetz, 24 años, Vitacura
Era necio. Su creatividad se limitaba a la extracción de ideas en revistas extranjeras que compraba en el Persa. Se colgaba de sonrisas baratas. Hablaba fuerte para que lo vieran. Comía todos los viernes en ese lugar que no podía pagar y le molestaba hablar de política. Fumaba como carretonero, pues tenía la idea de que un hombre con vicios es más apuesto. No le gustaban las morenas ni las altas. Era alérgico al maní. Se paraba siempre algunos minutos en Irarrázabal con Pedro de Valdivia para tratar de fundirse entre la gente y quizás un día, quién sabe, desaparecer.
EL OFICINISTA / Mención Honrosa
César Serrano, 54 años, San Miguel
A un amigo mío de la oficina, que es el rey de los optimistas y a quien nunca se le ve triste, le pregunté cierto día cuál era su fórmula. “Estoy muriendo”, me respondió simplemente. Avergonzado de mi torpeza le pedí disculpas, pero él repuso sonriendo: “¿Y acaso tú no?”.
INFANCIA / Mención Honrosa
Valentina Ríos, 20 años, San Bernardo
Me di cuenta de que había dejado de ser niña cuando ese invierno empecé a esquivar las pozas en vez de pisarlas.
JOHANNA / Mención Honrosa
Pedro Mora, 26 años, La Florida
Bajó de las últimas en el terminal de buses de Temuco. En el momento en que pisó de nuevo esa tierra, se acordó cómo cinco años antes había partido a Santiago por estudios, dejando a sus padres mirándola desde el sur. Había vuelto porque le dijeron por teléfono que ahora la casa de adobe donde creció estaba vacía. Cuando llegó, le llamó la atención que estuvieran los dos cajones bajo la luz de una sola vela.
OTOÑO DE 2010 / Mención Honrosa
Angélica Fariña, 44 años, Providencia
Finalmente decidió dejarse caer y terminar con su vida. Fui el único testigo, aunque hubo muchos que pasaron indiferentes. Su cuerpo aún jovial y frágil parecía oscilar en el vacío, como si quisiera regalarse tiempo para pensar en los suyos o tal vez en aquellos días llenos de luz. Inesperadamente, cayó al suelo. Entonces el sepulturero y su escoba la arrastraron sin compasión y la depositaron allí, junto a las demás. Sin duda era la más bella. Por eso la tomé con delicadeza, la puse entre las páginas de mi libro y la llevé conmigo.
SALUDO / Mención Honrosa
Francisco Oyarce, 23 años, Santiago
Mi primo Juan me contó que Santiago es tan grande que la gente no se saluda porque nunca más se volverá a ver.