La nueva tendencia de jóvenes y adolescentes de sacarse fotos desnudos o semidesnudos y enviarlas por celular o publicarlas en las redes sociales tiene consecuencias que pueden llegar hasta el ámbito judicial.
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La práctica puede terminar en delitos como almacenamiento y distribución de material pornográfico infantil, extorsión, ciberbullying o grooming (acoso cibernético).
Según explicó el inspector de la Brigada del Cibercrimen de la PDI, Roberto Arriagada, si bien no está tipificado el delito de sexting las denuncias finalmente terminan en otras investigaciones.
Muchas de estas fotografías, que para los menores son inocentes, caen dentro de la calidad de pornografía infantil y quienes las almacenan pueden enfrentar penas que van desde 341 días hasta los 3 años de cárcel, incluso si son menores de edad imputables, también se arriesgan condenas.
Además, el detective señaló que muchos padres se acercan para pedir retirar estas fotografías de Internet, no obstante, “hay que entender que es imposible bajar una imagen completamente de la web”, sentenció.