Suprema condena a colegio por muerte de joven en clase de educación física

La Sala Civil de la Corte Suprema confirmó que el Colegio Salesiano de Valparaíso debe cancelar una indemnización de $ 50.000.000 (cincuenta millones de pesos) a los padres y hermanos de un menor que murió por la sobrecarga de ejercicio en una clase de educación física.

 

En fallo dividido, los ministros de la Primera Sala del máximo tribunal Nibaldo Segura, Adalis Oyarzún, Jaime Rodríguez, Juan Araya y Guillermo Silva determinaron que el establecimiento educacional debe pagar la suma antes señalada a los padres y hermano de Rodrigo Canet Cáceres.

 

La sentencia de esta forma rechazó el recurso de casación presentado por el establecimiento y ratifica la responsabilidad del colegio en la muerte del joven de 17 años, ocurrida el 6 de julio de 2004.

 

Rodrigo Canet Cáceres murió el 6 de junio de 2004 en el Colegio Salesiano de Valparaíso luego de sufrir una crisis respiratoria por el sobre esfuerzo físico que le causó el ejercicio de 30 abdominales en 30 segundos exigidos por su profesor.

 

El joven padecía de asma y entre el 17 y 24 de mayo del mismo año se había ausentado del colegio a raíz de una crisis de su patología base.

 

El fallo resalta que “hubo negligencia por parte del profesor, de las autoridades y efectivos del colegio demandado en procurar los primeros auxilios al menor, lo que se ve refrendado con las condiciones en que operaba (el) policlínico, evidenciando que, de parte de la demandada, sus autoridades, docentes y personal de servicio, se configuró una prestación insuficiente y deficiente del auxilio frente a la emergencia. Considera el tribunal de alzada (que) quedó demostrada la omisión del deber contraído por la parte demandada en virtud del contrato de educación y, por esa vía, se configura su obligación de indemnizar, la que se ve atenuada, pero no desvirtuada, por las omisiones de los padres de la víctima”, dice el fallo.

 

La sentencia agrega que “en cuanto a la indemnización de perjuicios impetrada, la Corte de Apelaciones sólo tiene por concurrentes los presupuestos que posibilitan el resarcimiento del daño moral, por encontrarse fuera de discusión el dolor que afecta a un matrimonio por la pérdida de un hijo, hecho que califican de inolvidable e insustituible por otros afectos, preocupaciones o placeres. Por esa razón, se hace lugar a la demanda de indemnización reclamada por los padres y el hermano del fallecido en el referido ítem, cuyo monto – se estima -ha de ser el mismo para cada cónyuge demandante e inferior para el hermano de la víctima, hijo de estos últimos, por constituir un hecho que el amor y el dolor en la línea descendientes es menor que en la colateral, máxime si la edad del hermano demandante abre a sus padres la expectativa de una realización en su vida, gracias a los cuidados, a la educación impartida y al ejemplo brindado por una familia ordenada y responsable que convivía con su hijo, todo lo cual lleva al tribunal de alzada a presumir la existencia de un daño que debe indemnizarse”, señala el fallo.

 

La decisión se adoptó con el voto en contra de los ministros Oyarzún y Rodríguez quienes fueron partidarios de acoger el recurso de casación y anular el pago del establecimiento al determinar que no hubo responsabilidad del colegio en la muerte del joven estudiante de 4° Medio.

 

Los disidentes dicen que: “En efecto, en el contexto descrito no se divisa cuál de las obligaciones contractuales asumidas por la demandada con motivo del contrato de prestación de servicios educacionales, agregado a fojas 7, habría sido desatendida por esta última en el marco de los hechos que vienen justificados. Según los demandantes lo sería el haber dejado de considerar los antecedentes de salud y las limitaciones físicas que presentaba el joven Canet y que eran conocidas del colegio. Sin embargo, lo que es decisivo a ese respecto es que el alumno no se encontraba eximido del ramo de educación física y que sus padres y apoderado no dieron a conocer a la contraria sobre las condiciones en que su hijo Rodrigo había pasado el día previo a tener que asistir a la clase de la citada asignatura. En estas circunstancias, no cabe predicar que la demandada incumpliera el deber de seguridad que los actores le asignan en relación con el alumno que resultó fallecido; por el contrario, los antecedentes de hecho detallados son demostrativos del acatamiento de los deberes que el prestador de servicios tenía a su cargo” dice la parte disidente.

 

La indemnización total se divide de la siguiente forma: Alejandro Canet Robles (padre) la suma de $ 20.000.000 (veinte millones de pesos); Rosa Cáceres Rojas (madre) la suma de $ 20.000.000 (veinte millones de pesos); Jaime Canet Cáceres (hermano) la suma de $ 10.000.000 (diez millones de pesos).

 

 

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