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Nada más y nada menos que US$4.200 millones para proyectos en infraestructura en transporte público fue el anuncio que realizó la Presidenta Michelle Bachelet durante esta jornada (VER NOTA). Además de esto, dejó ver la idea de que se comenzará a estudiar la construcción de una nueva línea para el Metro de Santiago, que tendría el objetivo principal de descomprimir la actual Línea 1 del transporte subterráneo capitalino.
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Al respecto, el director de Metro, Aldo González declaró que “la idea es que (Línea 7) sea una línea que vaya en el sentido oriente – poniente, que descongestione la Línea 1 y que sirva a personas que hoy no utilizan el Metro. El trazado definitivo de la línea aún no está cerrado y sus características se darán a conocer oportunamente, cuando finalicen los estudios”.
Con las declaraciones del director de Metro, se hace necesario evaluar en la voz de los entendidos en la materia que tan factible es esta idea y si realmente ayudará a descomprimir un servicio que, hasta 2007 con la implementación de Transantiago, era de excelencia y categoría mundial.
Es importante hacer los estudios técnicos pertinentes en todas las áreas y definir las prioridades
El ingeniero civil industrial y magíster en transportes de la Universidad de Chile, Ricardo Hurtubia, señala que “antes de gastarse más plata en nuevas líneas de Metro, debería mejorarse el sistema de transporte público de superficie. Es decir, el Metro está bien, pero no llega a todas partes, en cambio los buses si lo hacen”.
Hurtubia destaca que la autoridad no ha puesto todos los recursos que se deberían poner en la mejora de Transantiago. “Ahora, si hay recursos para hacer las dos cosas mucho mejor, pero si hay que elegir, yo impulsaría mayores recursos para el transporte público, porque viendo la experiencia internacional, ninguna ciudad del mundo vive solo de Metro”, señala.
La idea del ingeniero de la Universidad de Chile es definir las prioridades que realmente mejoren las condiciones del transporte capitalino y que para eso, es más factible “construir buenos corredores para el Transantiago y que permitan que los buses se desplacen a velocidades que optimicen los tiempos de viaje”, concluyendo que “quizá en 50 años más tengamos la posibilidad de contar con una red de metro que llegue a todas partes, pero en el corto plazo, la prioridad es mejorar el transporte de superficie”.
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Por su parte, Gastón Cañas, arquitecto experto en diseño urbano de la Universidad Mayor nos comenta que “el tema del transporte es muy complejo y lo importante es hacer los estudios pertinentes con los especialistas de las áreas involucradas. Más allá de las distintas posturas ideológicas que pueden haber a favor o en contra de la construcción de esta nueva línea, lo importante es considerar que se invertirá una cantidad de recursos, y estos deben ser bien utilizados, pensando la ciudad para los sectores de más escasos recursos”.
Ex director de Metro aplaude la iniciativa
Otro importante actor en esta materia es Louis de Grange, ingeniero y doctor en transporte de la Universidad Católica, quien además fue director de Metro, señala que esta nueva línea “es urgente y viene siendo estudiada hace harto tiempo. Incluso esto es aún más urgente que la ampliación de la Línea 2 y la Línea 3 hasta San Bernardo. Esto, porque estas ampliaciones van a aumentar la cantidad de personsa que lleguen a la línea 1, tanto desde el sur como el norte”.
De Grange nos plantea que aún no se sabe muy bien cuáles van a ser los efectos de la ampliación de la red de Metro en la Línea 1, pero lo que está claro, es que “las promesas con los buses han fracasado durante 40 años, por lo tanto seguir intentando resolver el transporte público de 6,5 millones de personas con buses es un error, esto no la hecho ningún país del mundo”.
Concluyendo, el ex director de Metro señala que “una cosa son los anuncios y otra la definición de metas. Yo esperaría que en este gobierno se empiece la construcción de los piques, ya que los estudios son un tema que puedes determinar en un año, por lo tanto dentro de este gobierno se debería definir por lo menos la licitación”.
El problema de fondo no es la congestión de Metro, sino redefinir la ciudad que habitamos
En otra vereda, el experto en desarrollo de transporte sustentable de la Universidad Mayor, Hernán Silva, es completamente contrario a la idea de una nueva línea para Metro. El especialista señala que le parece una “pésima idea” pensándolo desde el punto de vista de la ciudad. Esto porque “es malgastar la plata pública, ya que el problema que se busca resolver es el nivel de congestión de la Línea 1. Sin embargo, lo problema de fondo acá no se aborda con una política de transporte, se resuelve con una política de ciudad”.
Silva comenta que los costos para la construcción de un kilómetro de Metro son altísimos y bordean los US$1.000 millones”, agregando que con esa cantidad de dinero “se podría redistribuir el concepto de ciudad y crear centros urbanos más cercanos a la gente, evitando así que se tengan que desplazar estas grandes distancias”.
El tema, para Silva, es que “las autoridades prefieren anunciar la construcción de nuevas líneas de Metro antes de abordar el problema de fondo, que es redistribuir la ciudad. Y con esto se mejoraría la calidad de vida de las personas, ya que con nuevos centros urbanos más cercanos a todas las comunas, disminuyes los tiempos de viaje y a la vez la demanda del sistema de transporte en su conjunto”.