De Elba Lazo a Debora Melo: El drama de tener un nombre extraño en Chile

En Chile desde el 2012 más de 120 mil chilenos han optado por modificar su identidad.

No podemos negar que hay personas que tienen nombres tan particulares que al escucharlos o verlos escritos la risa es inaguantable. Casos como Elba Lazo, Jam Clock Alejandro, Debora Melo o Samydeyvid Yunior  han sacado más de una carcajada.

PUBLICIDAD

Sin embargo, no se puede olvidar a las personas que están detrás de esos nombres y el hecho de que en Chile desde el 2012 más de 120 mil chilenos han optado por modificar su identidad.

Según nuestra legislación las personas pueden cambiar su nombre o sus apellidos una sola vez en la vida y sólo por cuatro causales: cuando los nombres o apellidos no son en español, en los casos de filiación no matrimonial, cuando por más de 5 años haya sido conocido con nombres o apellidos distintos o cuando el nombre o apellido sean ridículos, risibles o menoscaben a la persona moral o materialmente.

Pese a ello, cada año el Registro Civil revela listas donde la creatividad de los padres es infinita y los nombres que reciben los hijos son casi una broma para el resto. Es en esos casos que el menoscabo y las burlas pueden transformar a pequeños con nombres particulares en adultos dañados por las constantes burlas hacia su identidad.

La sicóloga de la Universidad San Sebastián, Ximena Rojas, confirma que no es inusual que estas personas que reciben estos nombres divertidos para el resto, enfrentes problemas con el paso de los años. “El hecho de llegar a cambiarse el nombre, que es algo que te acompaña una parte importante, es porque lo que te ha afectado tiene una envergadura importante para la psiquis y para el alma, porque efectivamente el menoscabo puede ser a tal punto que estas dispuesto a arriesgar a perder parte de tu historia que tuvo un nombre”.

“De alguna manera el nombre te representa, es una portada, es una imagen, te identifica y si eso te resulta disyuntivo para tu autoestima, claro que es tema suficiente como para que te lo quieras cambiar”, relata.

La profesional explica que aunque el daño para algunas es irreparables la posibilidad de no seguir siendo conocido con el apelativo que detesta  y que ese cambio esté reflejado en documentos oficiales “te ayuda a reparar. No es que desaparezca la herida o lo que haya provocado, pero si te ayuda a reparar porque te permite y te da una posibilidad de cambio”.

PUBLICIDAD

El problema dice Rojas es que el nombre no es algo que uno elija, porque es impuesto por los padres y a veces son ellos los que proyectan sus propios intereses en sus hijos. “Los padres eligen nombres pensando en ellos y no en lo que pueda pasar con sus hijos”, sobretodo si se considera que con la fuerte presencia de las redes sociales el menoscabo que pueden sufrir las personas con nombres ‘raros’ es significativo.

“Imagina que tu imagen se menoscabe a nivel público, por gente que ni siquiera te conoce directamente y que se sientan con derecho a opinar, a tirarte una talla o a decirte algo feo”.

Me gusta mi nombre extraño

Sin embargo, y como todo en el mundo, también hay personas que son felices con esta identidad llamativa. Una situación que constata la sicóloga de la U. San Sebastián, Ximena Rojas.  “El nombre tiene que ver con la construcción de identidad, el nombre es parte de lo que es su identidad por lo tanto esa identidad te puede sonar sinfónico y no te molesta, más bien te gusta porque realza algo tuyo”.

Ese es el caso del artista visual Norton Maza. “Yo ocupo mi nimbe para romper el hielo, me hago bromas con él, incluso cuando llego a un lugar y me preguntan como se escribe, les digo igual que el anti virus y se ríen, yo se que lo piensan pero no se ríen. También están las lijas Norton y cuando hago instalaciones los maestros me molestan y yo les digno es una empresa que tengo, me hago auto bullyng, antes que me digan algo me agarro yo para el leseo”.

El artista explica que su nombre se lo dio su padre, quien también se llama Norton y que nunca fue un problema durante su infancia. “Como me llamo igual que mi papa la familia para distinguirnos usaba mi segundo nombre que es Camilo, pero mis compañeros me conocían como Norton”.

Es más, Maza relata que en el mundo en que se desenvuelve le ha servido tener este nombre tan particular. “Para mi ha sido favorable, porque si uno se dedica al mundo del arte, conviene tener un nombre particular y llamativo, porque si me llamara por ejemplo Roberto Pérez, la gente non te identifica en cambio Norton se les queda grabado”, concluye.

Cómo cambiar de nombre

Para hacer el cambio de nombres primero se debe hacer una solicitud en los tribunales civiles y posteriormente se debe publicar un extracto de la solicitud en el Diario Oficial. Este extracto lo redacta el secretario del Tribunal y en él se individualiza la persona y los nombres que quiere usar.

Cabe tener en cuenta que cualquier persona dentro de los 30 días siguientes a la publicación se puede oponer y el juez a cargo de la causa puede no autorizar el cambio de nombre si existe una causa penal pendiente en contra de la persona que solicita el cambio o si está ya está condenada por algún delito penado con más de tres años y un día, a menos que hayan transcurrido más de 10 años desde que se encuentre cumplida la pena.

 

PUBLICIDAD

Tags


Lo Último