Cuando un niño se pregunte qué quiere ser cuando grande, lo que más quisiéramos es que no pusiera límite a su imaginación y sus sueños y concentrara toda su energía en estudiar y darle vuelo a su talento. El país que queremos necesita y merece todos sus talentos trabajando por él. Ese es el compromiso que el Estado y la sociedad plasman en este proyecto. Por eso hoy estamos contentos: llegó el tiempo de discutirlo en el Congreso.
El despacho del proyecto de ley de Educación Superior al Congreso es una buena noticia. Es sinónimo de que comenzamos a legislar la última pieza de la Reforma a la Educación comprometida por el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.
La democracia debe seguir su curso en las instituciones que corresponden y lo que les pedimos a todos los actores que quieren participar de este proceso, rectores, estudiantes, académicos, parlamentarios, es poner a Chile sobre los intereses particulares y lograr juntos la reforma que el país debe tener.
Los invitamos a que el proyecto se vea y discuta en su mérito. Podemos decir con convicción que esta propuesta recoge muchas de las demandas sociales y hace un foco profundo en calidad y en el avance a la gratuidad.
Nuestra propuesta de Reforma del Sistema de Educación Superior persigue tres objetivos: que la educación universitaria y técnico profesional sea más equitativa, que aumente su calidad y que esté en sintonía con las necesidades del país. Y eso se hará con un aumento del financiamiento público.
Queremos un sistema que reconozca el mérito, que no discrimine y forme profesionales y técnicos que el país requiere, que investigue y levante las propuestas a los distintos desafíos del país para lograr el desarrollo humano y económico.
El proyecto también propone una mayor supervisión para ordenar el sistema a fin de elevar los estándares de calidad. Fortalece las universidades del estado y a la educación técnico profesional con una puesta al día con las nuevas exigencias del mundo del trabajo.
La Reforma construye sobre lo que Chile ya ha avanzado. Reconoce el carácter mixto – público y privado- del sistema de educación superior, valora y proyecta la autonomía y diversidad de las instituciones, estimula la libertad de creación y la participación. También sanciona el lucro y mediante una nueva institucionalidad, podrá perseguirlo con duras sanciones.
Hacer realidad este salto adelante será obra del diálogo y de poner por delante las necesidades de las nuevas generaciones de estudiantes, de sus familias y el bien común de Chile.
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