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INDH denuncia “situaciones de inhabitabilidad” de las cárceles chilenas

En el contexto de un seminario sobre los derechos humanos de las personas privadas de libertad, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) presentó hoy un adelanto de los resultados del “Estudio de condiciones carcelarias en Chile 2014-2015”, el que da cuenta del seguimiento respecto del estado de cumplimiento de las recomendaciones planteadas en la versión 2012 de dicho informe.

El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) presentó los resultados preliminares del “Estudio de condiciones carcelarias en Chile 2014-2015”, el que reveló una serie de incumplimientos y «situaciones de inhabitabilidad que saltan a la vista» que se registran al interior de los recintos penitenciarios del país.

El director del INDH, Branislav Marelic, manifestó durante la presentación del documento que «este resultado preliminar da cuenta de las condiciones deplorables que existen en los penales». Cabe recordar que los resultados finales los publicarán durante el primer semestre de 2017.

En el informe destaca la persistencia de uso por parte de Gendarmería de celdas de castigo, en las cuales no se garantiza el acceso a agua potable durante las 24 horas del día y en las que además los internos orinan y defecan en recipientes.
 
Asimismo se observó que existe un cumplimiento parcial en el acceso permanente al agua en las celdas comunes. El informe establece, tomando el caso del penal de Chañaral, que “los dormitorios de mujeres imputadas y la sección de hombres no tienen baño en su interior, por lo que durante el encierro (alrededor de quince horas diarias) las/os internas/os orinan y defecan en tarros plásticos”.
 
El informe da cuenta también de que no existe segregación para el uso de los patios durante las horas de desencierro entre tipos de imputados/as y tipos de condenados/as, por lo que los internos/as que tienen  buena conducta usan  los gimnasios como lugares de distensión.
 
En cuanto a denuncia de vulneraciones, el informe detectó -según la observación realizada en la cárcel de la comuna de Castro- que “no existe un procedimiento formal para presentar denuncias en contra de los/as funcionarios/as que cometen abusos, los internos indican que son sujetos de represalias si llegan a denunciar”.
 
Situaciones similares se producen si una persona privada de libertad busca denunciar una situación de corrupción,  por ello internos/as del penal de Chillán indicaron que “las posibilidades de realizar denuncias por corrupción eran nulas y que quienes lo han hecho sido trasladados a otras unidades, o les han exigido aportar muchas pruebas”.
 
En relación a los allanamientos el estudio informa que son situaciones en que las internas sienten que son maltratadas, según declararon mujeres del penal femenino de Antofagasta. Las reclusas sostienen que “durante este tipo de procedimientos sus pertenencias son frecuentemente destruidas (ropas, artefactos y elementos de trabajo), mientras a ellas se las golpea y sobre todo se las revisa corporalmente de manera intrusiva”.
 
Entre otras materias, el estudio aborda las condiciones de preparación y repartición de alimentos para los presos, en las que se observaron situaciones dispares. Por ejemplo en el penal de Castro la distribución de los alimentos se realiza en bandejas de plástico y entregadas a través de una ventanilla que comunica la cocina con el comedor.
 
Pero en el penal Santiago Sur, específicamente en la calle 3B, la repartición de la comida es desorganizada, usando cada interno diferentes contenedores, sin cubiertos y disputándose por las porciones.

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