Opinión

Columna de Copano: "Un mundo molesto"

Tu primera conclusión al pisar Nueva York es que todo lo que te dijeron y viste de esta ciudad es cierto. Todo. Lo segundo es que el mundo está indignado y el centro del planeta también, lo cual ha despertado cierta angustia, tal como en Santiago, de los fans de la plutocracia. Ya no es sólo Medio Oriente, España y Chile. También están molestos acá, en la capital financiera del mundo, donde se supone que todo debería estar bien. E Internet juega un rol fundamental en poder canalizar la rabia imperante.

Zuccotti Park es rodeado en cuadras por el Toro de Wall Street, ícono de la prosperidad y la agresividad económica, del Memorial del 9.11 y de la Bolsa de Comercio. Por eso, el simbolismo es fuerte. Cruzas una calle y te encuentras con el choque emocional de las Torres Gemelas y sus sombras, con la imagen del avión cruzando como cuchillo a la mantequilla en tu cabeza mil veces mientras a lo lejos un barbudo grita “¿para qué estudiamos? ¿para ganar dinero y gastarlo en trajes de Darth Vader?” mientras otro sostiene una pancarta que dice “Steve Jobs” con el primer nombre tachado. Al final, el reclamo es que todas las promesas efectuadas por el sueño americano no son tales o tan fáciles como se veía. Que tantos años de esfuerzo terminan con una generación en la calle trabajando por poca plata y que el modelo que se ha propulsado, tampoco es la respuesta.

Aquí, instalados ya varias semanas un grupo de jóvenes con carteles, música y hasta un diario propio financiado gracias a las donaciones online en KickStarter.com. La policía no los detiene mientras no salgan a la calle. Y el ambiente es de fiesta, pero también de indignación. Es hoy uno de los puntos de debate en que los medios se preguntan ¿y sirve todo esto? Tal como en Chile sucedió.

Y es que Estados Unidos parece ser Chile con movilidad social y válvulas de escape. Pocos se cuestionan los juicios externos y eso se nota, por lo menos en las ciudades grandes. Nosotros somos un pueblo donde si caminamos desnudos, igual nos puede sapear la vecina y avisar a la mamá. Es por eso que la cohesión del movimiento de indignados en los Estados Unidos llama la atención y ha empezado a escalar a los medios tradicionales, que los instalan en la vereda opuesta al Tea Party conservador. Son libres, en medio de una nación donde la libertad es una gran estatua. Pero ante todo tienen una fuerza de coordinación y alegría que me recuerda al movimiento chileno. Lo que eso sí a nosotros nos falta es poder encausar organizaciones sociales reales, inclusivas, sitios web, medios online que dejen de tratar de música y pasen a hablar de política. Política que hoy está cambiando al mundo.

¿Son los líderes hoy capaces de enfrentar los problemas a la velocidad que se producen? No se sabe. Acá tampoco sucede. En Santiago, parece ser que además tienen un fuerte componente de inutilidad para comunicarse con su público. Hinzpeter, en el momento en que hay que calmar los ánimos, lanza planes y programas para justificar sus promesas falsas. Eso agrega un fuerte componente de desolación.

En eso no es lo que podemos caer. No podemos dejar de tener esperanza en cambiar las cosas, en tener en nuestro destino la posibilidad. Si no, la verdad, no hay mucho sentido que nos quedemos en Chile. Y eso es lo que muchos quieren. Nos desean quitar la patria, para que sea sólo de ellos y sus egoístas decisiones. No hay que permitirlo.

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