La sociedad de los españoles cantautores Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina se consagró con el disco en vivo del 2007 “Dos Pájaros de un Tiro”, un registro sabroso y dinámico que documentó la gira que mostró el repertorio -generoso- con que cuenta cada uno, y el interesante giro que plantearon al intercambiarse en algunos temas, cantando éxitos del otro.
El desafío es ahora mayor en “La Orquesta del Titanic”, un nuevo disco 100% de canciones originales compuesto -en palabras de ambos músicos- “a cuatro mandos”.
Sabina ya había tenido una experiencia similar compartiendo créditos en “Enemigos Íntimos” (1998), junto a Fito Páez, un ejercicio que resultó mal: las diferencias con el argentino derivaron en una batalla campal que no se resolvió hasta una década después.
Sin embargo, ya fogueados por las giras y viajes compartidos, la amistad de Serrat y Sabina (más cercanos en edades, territorio e idiosincrasia) resistió el ejercicio de egos y voluntades en este nuevo álbum, que por cierto viene acompañado de otro largo tour.
Los temas en la “Orquesta del Titanic” se mueven entre la bohemia, los amores perdidos y las historias de perdedores. Y por cierto, la fortaleza del disco es más consistente en las letras que en la música, errática en canciones como “Idiotas, palizas y calientabraguetas” donde el sonido hace poca justicia a versos bien escritos y divertidos. Por otro lado, la mezcla sí funciona en “Acuérdate de Mí”, o en el sarcasmo hecho villancico en “Canción de Navidad”.
Lo mejor está al principio y al final, con la canción que da nombre y abre el álbum -un inspirado y nostálgico foxtrot que podría haber sido un hit en los años 30- y el potente cierre de “Maldito Blues”, donde los veteranos agarran guitarras y afilan la lengua. Sumarán más de 120 años entre los dos, pero todavía pueden ponerse rock si se lo proponen. Puede que haya faltado un poco más de esto en el recuento final.