Opinión

Columna Come y calla, por Felipe Espinosa: "El extraño mundo..."

Felipe Espinosa Chef ejecutivo “house” casa del vino Twitter: @psyfat

Coordenadas La Jardín, Bilbao 497, Santiago. Teléfono.  2-2230667

Pasado el atardecer y noches antes que apareciese la calabaza errante, participamos de una grata velada de música en vivo, al aire libre, rodeados de extrañas escenas y particulares montajes.
En el epicentro del barrio Italia, particularmente en la Factoría, se mezclan tocatas, películas, exposiciones, talleres y mucho más. Con gastronomía acorde a la movida, se puede pasar un grato momento sin pararse de su mesa y con una vista de miedo.

En el patio posterior de “La Jardín” dejaría explotar a Operación CAF con toda su prosa y rítmica. El lugar esta a la altura estética de cualquier película de Tim Burton, especialmente algunas mesas con superficie de pasto u otras que intervienen directamente las pequeñas lomas verdes que se forman en el exterior. Toda la decoración y mobiliario demuestran una atrevida actitud de reciclar, de obviar lo uniforme y de evitar la normalidad. Las paredes son de ventanas y el interior está amoblado de otras épocas, muchas y otras al unísono.

Hay un chirrido incesante en la puerta de acceso que extrañamente no molesta, al pasar el tiempo se transforma en parte importante del concepto, hay movimiento, suben y bajan poleas de macetas con baldes. En otro rincón, un puñado de llantas de bicicleta no dejan de girar gracias  a una correa sin fin.

Entre luces multicolores de apariencia circense, un omnipotente ficus gigante y bajo el alero de un gran árbol de muletas recorrimos la carta del lugar, tan ecléctica como su figura. Escogimos una pizza dentro de todos los nombres propios que las titulan. La masa es buena y se disfruta con los sonidos de CAF. No para de pasear sigilosamente entre las patas de las mesas un gato negro que se cree dueño de casa. La cerveza llega bien helada y hay bastantes para escoger, aquí la cosa es bien informal, personal sin uniformes y vajilla que no pega ni junta, pero ahí está lo simpático.

En tanto, sonaba Bilbao, y seguimos con un panqueque de locos, un tanto mezquino en tamaño, aunque sabroso el chupe por dentro. Mi mujer esta con 37 semanas más algunos días de embarazo y ya no daba más, pero su valentía y esfuerzo nos convencieron a pedir postre, nuevamente panqueque, pero de nutela, ambrosía chocolatada y envuelta. La máquina de café misteriosamente no funcionaba, pero bien generoso fue el escocés de bajativo.

Todas las preparaciones coquetean en lo liviano con toques orgánicos, no falta la carne, el pescado y los mariscos un patchwork a la vista en la casa y al interior en la cocina. Si tiene  tiempo de tripear la tarde noche en un antro indefinido y con mucho que decir, debe visitar “La Jardín”, sentarse en la terraza con el viento en la cara o abrigarse con esa casa que parece embrujada. Aquí se puede superar cualquier noche de brujas programada y estandarizada, y cómo no, si entre dulce o travesura, obviamente siempre travesura.

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

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