¿Cuánto cuesta? El helicóptero más barato, donde pueden transportarse hasta tres personas, cuesta cerca de $408 mil pesos la primera hora y el más caro, que transporta hasta a seis personas y utiliza dos motores podría llegar a costarle dos millones trescientos mil pesos… recuerde que sólo es el arriendo.
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Pero Bitar Neto dice que además de la clientela tradicional su empresa transporta cada vez más pasajeros de clase media que pagan el helicóptero una vez al año para salir de vacaciones y evitarse la carretera.
Por toda la ganancia que significa tener una empresa de este tipo el empresario afirma que ha crecido mucho la competencia, especialmente la pirata, es decir todos aquellos que se compraron un helicóptero y que lo arriendan con piloto incluido, los cuales según nieto no cuentan con el suficiente control de parte de la agencia brasileña de aviación civil ANAC.
Maria Laura Fogaça Zei, presidenta de la asociación de habitantes del barrio Alto da Lapa, sostiene que la falta de vigilancia es generalizada.
“Los helicópteros aumentaron mucho”, dice. “Desobedecen las rutas y la altitud (y) el único control que tienen es cuando están cerca del aeropuerto”.
Su asociación ha llegado a elaborar tablas que registran el pasaje de helicópteros (aproximadamente uno cada 10 minutos) y entró en contacto con la de Piotrowski y otras para plantear el problema a las autoridades.
Pero Heredia, en el servicio de protección al vuelo, explica que los helicópteros realizan recorridos visuales y por eso suelen estar exentos del control de tránsito que tienen los aviones para separar uno del otro.
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Aunque este año hubo tres incidentes reportados con helicópteros en Sao Paulo, incluido uno que costó las vidas de sus pasajeros, volar es una forma de transporte bastante más segura que la carretera.
Sin embargo, Heredia señala que la reverberación del ruido de los helicópteros en tierra supone un inconveniente para muchos ciudadanos.
Como ejemplo recuerda el caso de una mujer que vivía en el último piso de un edificio de la zona céntrica de Sao Paulo y el año pasado, poco después de dar a luz, estuvo a punto de lanzarse al vacío cuando en un estado de nerviosismo causado por los ruidos de helicópteros (a los que arrojaba zapatos desde su ventana) mezclados con llantos de bebé.
Dinah Piotrowski ha sido violinista profesional buena parte de sus 58 años, pero dice que últimamente algo le impide concentrarse al tocar en su propio hogar, cerca del centro de Sao Paulo: el traqueteo constante de los helicópteros.
“Es uno tras otro, y eso va provocando una irritación que hace imposible trabajar”, relata. “No es juego: cuando pasan bien bajo, con el ta-ta-ta-taaa, los vidrios de las ventanas y los tímpanos vibran”.
Tanto el empresario Bitar Neto como la violinista Piotrowski, quien dicen esperar que la medida de incremento en la altura de los vuelos ayude aunque sea a mitigar el traqueteo de las aspas de hélices, que en Sao Paulo representan la riqueza, el poder y la vida moderna.
Fuente: BBC