Opinión

Columna de Katherine Urrutia: ¿Sacrificio o regalo?

La semana que pasó, celebramos el día de la madre. Con sorpresa me puede percatar que una semana antes, los medios nos inundaros de ofertas y más ofertas, para festejar.

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Es muy claro que el sentido de celebración de antaño, nada tiene que ver con el de hoy. El consumismo llegó para quedarse, desplazando el verdadero significado de todas las festividades.

Me preocupa ver como las personas llenan los malls con desesperación y vehemencia, para regalar lo que sea. No se termina de pagar las cuotas del navidad, cuando ya las tarjetas tienen que soportar otro peso y con eso el sueldo desaparece frente a nuestras deudas, transformando la vida en un circulo sin fin (celebrar, regalo, deuda, el sueldo no alcanza, malas caras y vuelve a partir).

Dudo mucho que nos alejemos de este círculo, que se repiten tantas veces al año, como días para festejar y finalmente, es tan grande el endeudamiento, que se pierden las ganas de compartir con la familia, trabajar con alegría, etc. Luego nos preguntamos ¿Por qué nuestra vida es tan sacrificada?

Conozco personas que a viva voz proclaman ser “no consumistas” pero sabemos que viven endeudados, pasando malos momentos familiares, con tal de aparentar algo con las cosas que adquieren. El problema surge cuando las relaciones se van deteriorando por los continuos desánimos que se enfrentan, al estar sobre exigido en lo económico.

En Facebook circula una frase que me gusta mucho: “Hay gente que se pasa la vida haciendo cosas que detesta, para conseguir dinero que no necesita, para comprar cosas que no quiere, para impresionar a gente que no le gusta” (Emile Henry Gauvreay). Nada representa mejor la sociedad que presenciamos en la actualidad.

El vacio de nuestras relaciones, al parecer, nos obligaría a ofrecer una entrega material. En ese escenario, no nos alejamos mucho del sacrificio que se celebraba antiguamente, por culturas que miraban el bien común, con deshumanización del individual, por eso sacrificaban incluso vidas.

Hoy el bien común es lucir frente al resto siempre como un TOP y el “altar de sacrificio” lo podemos cargar desde el trabajo al hogar.

Cuando presenciamos una sociedad tan enfocada al querer lucir, es importante hacer la invitación a lo contrario.

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