Sebastián Vielmas: ¿Bonos o Derechos?

El presidente Piñera anunció que se entregaría un Bono de Maternidad a todas las parejas que tengan a futuro tres o más niños. Comenzará con $100.000 al tercer hijo y llegará a $200.000 con el nacimiento del quinto hijo, en palabras del primer mandatario.

El diagnóstico es compartido, la baja de la tasa de natalidad es un problema demográfico a enfrentar. Lo que quisiera poner en cuestión es la pertinencia de seguir apuntando a la entrega de bonos, en contraposición con el aseguramiento de derechos universales a toda la población.

Seguramente, para cientos de miles de chilenos y chilenas, un bono, como el propuesto por el Presidente, significaría un aporte financiero concreto en sus vidas. Pero un aporte puntual, que ni siquiera llega a ser un sueldo mínimo. Además, no ataca el problema de fondo: Chile es un país en que se habla mucho de la familia como valor en abstracto, pero sin coherencia en las políticas públicas.

Un bono no incentivará a las parejas a tener más hijos, si una familia ya ha tenido que enfrentar un sistema de salud donde no importa tanto lo enfermo que alguien esté, sino la capacidad de pagar de cada familia. Esa misma familia no ha podido elegir con “libertad” el colegio de sus hijos, sino que los ha puesto en el colegio del barrio que ha podido pagar. Ha tenido que lidiar con un trabajo que no le permite invertir suficiente tiempo en sus hijos. El problema entonces no es la falta de incentivos para tener un tercer hijo. El problema principal es un país en que la salud y la educación a la que accedemos dependen de nuestra capacidad de pagar.

¿Por qué no invertir en educación pública y de calidad los recursos propuestos para el Bono de Natalidad? Que la educación fuese un derecho de la cuna a la tumba, de manera gratuita, sería un alivio y una seguridad para las familias que ningún bono puede equiparar. Las posibilidades de integración social y desarrollo que traería para Chile, incalculables hoy. El presidente dijo este 21 de mayo que es injusto favorecer a los más privilegiados, misma postura que ha tenido la Concertación a lo largo de sus gobiernos. Ante esta crítica, no tengo más que recomendarles la columna de Giorgio Jackson al respecto: http://www.theclinic.cl/2013/05/15/educacion-superior-gratuita-podemos-permitirnos-dicha-extravagancia/.

¿En qué país queremos vivir? ¿En un país de bonos, que dependen de la voluntad de uno u otro gobierno? ¿O en un país en que los derechos son universales? Estoy seguro que la amplia mayoría prefiere lo segundo, pero claro, quienes nos gobiernan hoy, y nos gobernaron ayer, prefieren satisfacer a grupos de presión y mostrar resultados fáciles. Hoy con este tipo de propuestas, el presidente Piñera busca apaciguar a los sectores conservadores de la UDI y RN, indignados con su apoyo al Acuerdo de Vida en Pareja. La natalidad, una excusa.

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