El 21 de mayo con el televisor encendido, entre recortes de caballitos de mar (la disertación de mi hijo Pablo), oí algo que me llamo la atención el anuncio del Presidente Piñera sobre el bono del tercer hijo para estimular la natalidad. La primera impresión fue- ¡qué bueno! – pero al minuto siguiente, masticando un poco me pregunte ¿tendría yo un tercer hijo?
Mi experiencia en la maternidad ha tenido de dulce y agraz. Aunque debo decir que,mi primer embarazo fue miel sobre hojuelas. Tenía un buen trabajo en una buena empresa, donde pude acceder a todos los beneficios, con un excelente Posnatal. Pero, con mi segundo hijo, me toco ver la otra cara de la moneda, donde embarazarse es casi un pecado capital. No hay empatía de ningún tipo y mucho menos flexibilidad. Trabajaba a honorarios para el Estado de Chile, por las malas descubrí que las licencias ,el Prenatal y Posnatal significaban expresamente perder el trabajo. El sistema te pone entre la espada y la pared.
A los problemas de salud se suma la presión de una inminente cesantía, conseguir un nuevo trabajo embarazada es casi imposible, (Uso la palabra casi con la esperanza que exista alguna excepción ). Y me tocó ver también que es una práctica común declarar que no sigues en el servicio por alguna excusa creativa del jefe de turno, ya que les avergüenza poner que es porque estas embarazada. De un profesional en servicio, te transformaste en “cacho”. Entonces la reflexión es: ¿son cien mil pesos suficientes para estimular la natalidad?, cuando el problema se extiende no sólo a una decisión personal, sino que también al entono del mundo laboral que presiona en el sentido contrario, incluyendo a los trabajos donde el Estado de Chile es el empleador.
Vuelvo a mi pregunta original ¿tendría yo un tercer hijo?, la respuesta en NO, porque no solo es un tema ,enfrentar el embarazo con un mundo laboral en contra, sino que educar a ese hijo en ese mundo laboral, donde los comentarios son siempre negativos, cuando presentas licencias por que se enfermó tu hijo, o cuando buscas sala cuna y te cobran una brutalidad porque no tienes derecho a una gratuita porque no eres lo suficientemente pobre para el sistema, y hay que arreglárselas con la mamá , la vecina, la suegra, la amiga paleteada hasta que tu hijo tiene 6 años.
En este punto, se me viene a la mente una frase que solía usar mi abuelo “Otra cosa es con guitarra”, linda idea de tres hijos o más, pero no se trata de solo tenerlos, sino de educarlos y criarlos en un país donde las mujeres como yo no tenemos ningún beneficio, que usualmente trabajamos para parar la olla, donde nada es gratis, y ni lo será, ya que por ser profesionales presumen podemos pagar la vivienda, salud y educación de nuestros hijos y además vivir cómodamente. Creo que el camino para aumentar la natalidad es muy largo y que requiere bastante más que un bono para empezar.