Adriana Villamizar: Miss Chile

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Probablemente, la mejor opción luego del desistimiento de Pablo Longueira en su candidatura es Evelyn Matthei por una simple razón: es mujer y el ser mujer en la política tiene muchas características asociadas como la elegancia y que se les considere más inteligentes que los hombres porque para llegar una posición, en un mundo abiertamente machista, es posible que tuviera que luchar contra muchos más prejuicios. Esto es también un prejuicio.
Sin embargo, la política en gran parte, actualmente está guiada por prejuicios: habría que analizar cuántos militantes de agrupaciones políticas realmente están en conocimiento y actúan de acuerdo a los principios que los partidos plantean en sus manifiestos o cuántos de los adherentes a las diferentes candidaturas han leído el programa.
Siendo la política más tarea de publicidad para la persuasión de masas que para la información y convencimiento de conciencia de colectividades educadas, la contienda entre dos mujeres se hace especialmente atractiva. Ya no habría la lucha sexista que dio tantos votos a Bachelet en 2005. La popularidad de la expresidente, podría ser contrarrestada con la “sinceridad chilena”, que aunque a muchos  pueda parecer inapropiada para la solemnidad que requieren los actos de alta política por ser la vara de corte de la ciudadanía y una representación de la sociedad chilena, es muy apreciada en la farándula y asimismo, en la política. Y aunque muy capaces ambas, al final ante la sociedad, son mujeres, de todas formas.
“La cosificación de las mujeres en los medios” no es otra cosa que la representación más obvia de una sociedad superflua. Cada vez se masifican más los movimientos para reivindicar la posición social de la mujer, todas pretenden ser “tan independientes” como los hombres, tomando su rol o desacreditando la caballerosidad: Todas quieren ser hombres, biológicamente mujeres en su individualidad femenina. Todas (y todos) están en desacuerdo con que la mujer ser sólo un objeto de ornamentación o de placer sexual. Aun así, no conozco otra mujer que no por convención pueda decir que no le importa responder al estereotipo social ¿Acaso el canon de belleza no es una cosificación? El que el insulto más difundido a Michelle sea “gordi” o que salga una noticia completa del “estupendo atuendo”  de Matthei en el diario el día que fue a votar es la imagen más clara. No hay campañas masculinas que se basen en belleza o elegancia, sino en capacidad intelectual o capacidad de mando.
El problema será entonces, que la campaña presidencial 2014 se desvirtúe, como prácticamente cualquier instancia con presencia femenina en nuestra sociedad, a un concurso de Miss Chile; quién es más elegante,  quién camina mejor, habla mejor, se viste mejor, quién defiende mejor los derechos de la mujer o quién representa más el ideal de mujer chilena. No se debe olvidar que son antes que nada, son candidatos presidenciales, que con sus características particulares aportan a un cargo cuyo carácter es impersonal: No son los paladines de la revolución feminista ni deben ser juzgadas en virtud del estereotipo impuesto sólo por ser “del sexo débil”. 

 

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