Columna vertebral de Felipe Avello: Reinaldo

Siento que soy igual al actor Mario Horton. Pero como si Mario Horton se hubiera caído de un décimo piso, y sobreviviera, le entrara la bacteria asesina por el ojo, como si nunca hiciera ejercicios, tuviera el pelo chuzo, la piel grasa y no opinara de política. Si así fuera, yo sería igual a Mario Horton. Me di cuenta que no sé escribir. Estoy toda las semanas pensando de qué voy a escribir en esta columna y el resultado es una serie de ideas inconexas, la mayoría copiadas. Pero me estoy capacitando. Estoy leyendo más. Como el general Pinochet que, según él mismo contaba, leía 15 minutos todos los días antes de dormir. A simple vista leer 15 minutos diarios parece tan poco, pero la mayoría de la gente no lee nunca. Me tranquilizó saber que el libro “Demasiado joven” que habla de Felipe Camiroaga, escrito por el reconocido periodista Sergio Paz, tiene muchas faltas de ortografía. Eso me dijo Michael Roldán, panelista de “Intrusos” de La Red al que le dicen “Guagüito” y quien es un voraz lector de Whatsapp. Para aprender, estoy leyendo a otros columnistas. Héctor Soto, Carlos Peña, Vasco Moulian, Karol Dance, y la doctora Cordero. Y ya no quiero ser columnista. Pensar que hace 15 años mi sueño era ser famoso y salir en televisión, ahora en cambio estoy empeñado en salir cada vez menos. Aparecer lo menos posible. Quiero ser como Karin Yanine o Paulina Magnere. Por eso no fui a “Vértigo”, ni a esos programas de juegos con Viñuela. Y a “Intrusos”, donde debo ir casi todos los días por contrato, hago todo para hablar lo menos posible. Y si voy pido que me paguen lo que más se pueda para compensar la incomodidad. Antes hubiera pagado por salir. El único programa en el que me gusta salir es en “Así somos”, de La Red. Comienza poco antes de la 1 de la madrugada y finaliza después de las 2, horario perfecto para que lo vea la menor cantidad de gente posible. Mi abuelo se llamaba Reinaldo, como Odlanier Mena, pero al revés. O en este caso al derecho. Pero mi abuelo nada que ver con Odlanier. Era sastre, no mató a nadie y murió de una operación a la vesícula en 1964, y nunca lo conocí. Lo bueno de la gente que muere joven, es que queda para siempre de esa edad. Mi abuelo Reinaldo, en la actualidad, es sólo un año mayor que yo. Tiene que ser difícil ser de derecha por estos días. Yo creo que no van a tener ánimo de levantarse a votar el día de las elecciones. Me llamó un candidato para que lo ayudara en su campaña a diputado. Le dije que sí, pero no respondí los correos ni los llamados.  Con mi papá no tenemos nada en común. Es un hombre fuerte, tiene una mueblería y está todo el día trabajando en medio del aserrín y de máquinas ruidosas.  Yo, en cambio, tengo el trabajo más fleto, en el buen sentido, del mundo. Ando hablando por la tele, maquillado, hablando de farándula, irónico, haciéndome el divertido, mientras mi papá descarga los muebles de la camioneta.  Sin embargo, a mi papá la gente le dice, cuando va a comprar materiales, usted es el papá del fleto de Avello y él asiente orgulloso. Las opiniones expresadas aquí  no son responsabilidad de Publimetro

Tags

Lo Último


Te recomendamos