Columna de Katherine Urrutia: Incoherencias, politicos y nosotros

Con poco tiempo para las siguientes elecciones, es cada vez más común ver sonrisas, besos y fotos con niños pequeños, promesas, recorridos maratónicos y, principalmente, descalificativos, burlas o comparaciones entre los candidatos presidenciales.

Cuantas más comparaciones y descalificativos, creo que ellos/as piensan, les va mejor. Lo paradójico de algunos casos, es que llegan a un nivel intenso de agresión y luego muestran, con caras dulces, cómo podrían defender a la ciudadanía del bullying, violencia en el hogar, etc. La incoherencia que podemos observar o escuchar puede ser hasta graciosas, pero al hilar fino, nada tiene de aquello.

Dejemos un poquito de lado a los políticos, tomo el ejemplo esas conductas, pero en nosotros mismos, como cuando a nuestros hijos le decimos que fumar y beber es malo, pero lo hacemos y muchas veces sin control alguno. También cuando decimos que la discriminación es mala, pero se nos arrancan muchos comentarios homofóbicos, racistas, sexistas y otros.

Cuando educamos a nuestros niños en esta incoherencia, de lo dicho y los hechos, no podemos esperar luego que tengan conductas consecuentes, mucho menos que maduren en forma correcta. Es tan común ver llegan padres de adolescentes a consulta, horrorizados por sorprenderlos fumando o bebiendo y la pregunta siempre hago ¿Hablaron de reglas en algún momento?, por lo general la respuesta es un impetuoso si, donde la siguiente ¿y Ud. Fuma?, normalmente la respuesta baja de tono y suele tardar un poco.

Nada podemos hacer con los políticos y sus prácticas, pero podemos hacer mucho por nuestros hijos HOY. Ellos necesitan reglas claras y que se respeten por todos, de lo contrario, demos reglas en que nuestros ejemplos no pasen por la incoherencia.

Siempre digo “es mejor decir bien hecho, que bien dicho” y los niños aprenden de los ejemplos más que las palabras o gigantescos discursos cargados de prohibiciones, sanciones y otras, que no tienen en el hogar un buen ejemplo desde los padres.

La infancia es una de las etapas de mayor incorporación de valores en los niños, luego en la adolescencia es la guía de las amistades las que predominan a nuestros niños. Si llegan sin valores del hogar a esa etapa, no podemos quejarnos que sean rebeldes.

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