Columna de Katherine Urrutia: Olvidar y flojear

Por lo general, al escribir en este espacio, se hace muy simple lo que quiero decir. Pero esta vez llevo tres correcciones completas, con posteriores cambios completos de tema. Quería escribir de fútbol y las esperanzas que siempre tenemos; de los programas de televisión con sabor a pasado, como “Los 80” y el debut de “S.O.S Carola” (donde soy panelista los lunes). También quería escribir del seminario de resiliencia que fui la semana pasada y la importancia de reconstruirse pese a las adversidades.

De tantos temas sentí que la confusión tomó control de mis palabras y no llegaba a nada concreto, pese a las buenas intenciones, pero el punto es que esta semana celebraría un cumpleaños más de mi papá y ya son casi 16 años desde que no está.

El cuerpo tiene memoria, aunque nuestra mente esté “en otra”, siempre nos recuerda las cosas que no tenemos aún superadas. Justo el día de su cumpleaños pasé todo el día resfriada, con fuerte dolor de oído y garganta, fiebre, acompañado con otros malestares típicos. Pasadas las 14:00 hrs. recordé el cumpleaños de mi padre y me sentí aun peor por haberlo olvidado. Decidí hacer reposo y recordar.

Algunas teorías hablan de la memoria celular y creo que pensé mucho más en eso que en los recuerdos que tanto atesoraba. Esas teorías dan cuenta que todos los registros de la vida, quedan impregnados en nuestras células. Otras corrientes de la misma teoría, incluso, dicen, que se almacenaría información de nuestros ancestros. Luego quise buscar unas cartas y postales que me enviaba mi papá, mientras estaba en Europa, pero después de un rato preferí buscar una película que me gustaba y deje de lado las teorías y los recuerdos.

Algunas veces es mejor parar, dejar a un lado las cosas, permitirnos olvidar un aniversario, descansar o flojear, equivocarnos, escribir y borrar tantas veces necesitemos, para después seguir. Normalmente no nos permitimos muchas cosas hoy en día y somos nuestros peores verdugos. Desde el relajo, poco usual en estos tiempos, les quiero compartir esta vivencia sin analizar lo contingente, pero sí las emociones.

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