Eduardo Hernández: Elegir

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Cuando recorremos el camino de nuestras vidas, hay momentos en que la ruta frente a nosotros se abre en muchas vertientes distintas. Sea cual sea el camino que tomemos, esta decisión es definitiva y no tiene vuelta atrás. El pasado es invariable, la vida es una carretera de un solo sentido. Sabiendo esto, la tarea de elegir un camino en concreto se pone cuesta arriba. Pese a eso, la elección debe ser tomada, ya que aunque tratemos de esquivarla o posponerla lo más posible, el tiempo sigue avanzando y nos seguimos moviendo hacia adelante, forzados inevitablemente en alguna dirección.

Tomar una buena decisión requiere de sabiduría y coraje. Al igual que en el mundo que nos rodea, en la vida hay una gran gama de colores, lo que significa que no siempre tendremos que elegir entre dos tonalidades completamente distintas, blanco o negro. Saber identificar qué opción tomar y tener el valor para enfrentar las consecuencias de esa decisión es vital para mantenernos bien encaminados.

La honestidad toma un rol fundamental en cualquier elección que hacemos. Sincerarnos con nosotros mismos y llevar esta verdad a la realidad debería ser siempre nuestra primera prioridad. Tomando esta actitud no sólo nos aseguramos de no tomar decisiones influenciados por los demás o el entorno, sino que tomamos el control de nuestra vida y seguimos un camino en concordancia con nuestros deseos.

Llegan momentos, sin embargo, en que la elección es mucho más compleja. Cuando nuestra decisión no sólo nos afecta directamente a nosotros e influye también sobre la vida de otras personas, entran en juego otras variables. Nuestra empatía con el otro se entremezcla con la culpa que nos generaría pasar a llevar sus intereses al momento de elegir. Nuevamente la honestidad puede ser la mejor guía. ¿Es mejor, por evitar un daño menor, tomar una opción que a la larga generará un daño mucho mayor? La respuesta es bastante obvia.

Vivir en plenitud implica tomar conciencia de nuestras acciones, ya que toda consecuencia de éstas, errores o aciertos, serán nuestra responsabilidad. Por otro lado, esta responsabilidad también representa un gran poder. Tomar decisiones, elegir, nos da control sobre nuestra vida. Porque el camino está plagado de rutas alternativas, y al elegir reducimos todo ese ruido que de no tomar una decisión retumbará por siempre en nuestras cabezas. Las posibilidades son infinitas, el pasado es sólo uno. Has lo que sientas cuándo lo sientas.
 

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