Columna de libros: Descubrir a China en su poesía

Me llama la atención cómo en tiempos en que uno puede ingresar a internet y comprar directamente algo en China y que luego llegue por correo a casa, en que la distancia parece haberse acortado tanto, en realidad, sepamos poco acerca de su actividad cultural. Por supuesto, hoy tenemos más acceso a películas chinas y algunos de sus principales autores de narrativas se encuentran en los anaqueles de las librerías locales. Pero cuando me topó con Un país mental. 100 poemas chinos contemporáneos me fue imposible no pensar en el poco acceso que tenemos hacia ciertos espacios: el de la palabra poética, por cierto, pero también al de los motivos que empujan esa misma palabra.

Uno de los problemas al respecto es la distancia con el idioma. En poesía ya es un problema acceder a traducciones de poetas ingleses o franceses: cómo mantener el discurso poético al tiempo que la forma en que esa voz es transmitida. Algunos –los que puedan- podrán leer versiones bilingües. Pero qué pasa cuando las nociones del otro idioma son casi inexistentes. De hecho, muchas de las traducciones de poetas chinos –que no suelen ser actuales- no han sido hechas directamente del chino, sino de traducciones al francés o al inglés. Ese no es el caso de Un país mental, el argentino Miguel Ángel Petrecca se embarcó en el proyecto no solo de seleccionar a figuras relevantes de la escena poética independiente china, sino también de traducirlos desde su idioma original. El trabajo fue arduo, porque implicó aprender el idioma y vivir, de hecho, en China. Pero el resultado es atractivo; nos da un muestrario de 19 poetas –hombres y mujeres- y su visión de China, de su forma de vida, de sus tiempos, de sus sueños, de su cotidianidad.

Destaca el lenguaje coloquial de los poemas, la opción de muchos poetas más bien por una prosa poética. Una se pregunta todo el tiempo si ese ritmo que se logra en la lectura en voz alta mantiene alguna conexión con el ritmo original de estos poemas, y esa curiosidad es despertada por una selección interesante, variada y que ayuda a apartar visiones estereotipadas. El libro fue publicado originalmente en Buenos Aires en una traducción que incluía el tradicional voseo argentino (Ediciones Gog y Magog). En la versión chilena de LOM se ha vuelto a trabajar eliminando los vos y las conjugaciones argentinas, prefiriéndose un español más bien neutral.

En cuanto a las temáticas, algunos poetas nos sumergen en el espacio cotidiano urbano: “Entro corriendo a un restaurante y pido fideos / como de prisa y concentrado, sin atender / al gato que maúlla sin parar desde el piso” (Xiao Kaiyu, 71). En las relaciones humanas: “Doce de la noche, ya estás dormido, y yo todavía frente a la computadora tecleando estas palabras. / Así que me amas” (Yu Xiang, 183). En la naturaleza: “El viento suena sobre mi cabeza: / un sonido fuerte, un sonido bajo, / trayendo en parte dolor / en parte algo inexplicable” (Wang Xiaoni, 29). Y también en la China actual, en cómo hombres y mujeres se insertan en ella: “Siento que soy una multitud” (77) dice Xiao Kaiyu.

El texto cuenta con un prólogo y notas que sirven de guía para entender un poco más a estos poetas y sus palabras, aunque la lectura de sus obras se disfruta por sí sola, pero es un aporte para quienes quieran saber un poco más. De todas maneras, son los versos los que vibran y dan cuenta más que de un país mental –aunque, por supuesto, accedemos justamente a su producción poética- a un país vivo.

Petrecca, Miguel Ángel (trad y ed). Un país mental. 100 poetas chinos contemporáneos. Santiago: LOM Ediciones, 2013.

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